9 cosas que debes saber sobre la soberana Orden de Malta

REDACCIÓN CENTRAL, 26 Ene. 17 (ACI).- La Soberana Orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica y laica, fundada en Jerusalén alrededor de 1050.

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Según el derecho canónico que es el que rige a la Iglesia Católica, está vinculada a la Santa Sede, pero al mismo tiempo es independiente como sujeto soberano del derecho internacional.

Tiene sus orígenes en los hospitales durante la época de las Cruzadas, en Tierra Santa, y durante más de 900 años, se ha encargado de atender a personas necesitadas de todas las creencias: musulmanas, ortodoxas, católicas, protestantes, judías, entre otras.

Mientras que otras órdenes militares desaparecieron debido a que su propósito militar ya no era necesario, la Orden de Malta avanzó siguiendo su misión hospitalaria. Actualmente tiene un reconocimiento internacional y desarrolla labores humanitarias en todo el mundo.

El sitio web de la Orden Malta presenta 9 cosas que debes conocer sobre su organización.

1.  Defienden la fe y brindan servicio a los pobres

Sus 13.500 miembros son frailes, religiosos y laicos dedicados al ejercicio de la virtud cristiana y la caridad, sirviendo a pobres, enfermos y los más desfavorecidos de la sociedad.

Hoy la Orden, que es sujeto soberano de derecho internacional, realiza las actividades de ayuda en más de 120 países y tiene relaciones diplomáticas con 104 de ellos, muchos de los cuales no son católicos.

Sus programas incluyen asistencia médica y social; socorro en casos de conflictos armados y catástrofes naturales; servicios de emergencia y primeros auxilios; ayuda a las personas mayores, discapacitados y niños necesitados; formación de primeros auxilios y apoyo a los refugiados y desplazados internos.

Cuenta también con aproximadamente 80.000 voluntarios capacitados y 25.000 empleados, la mayoría de los cuales son personal médico.

2. El fundador de la Orden es un beato

El nacimiento de la Orden se remonta a alrededor de 1048. Los comerciantes de la antigua República Marítima de Amalfi obtuvieron del Califa de Egipto la autorización para construir una iglesia, un convento y un hospital en Jerusalén para atender a peregrinos de cualquier religión o raza.

Luego, la Orden de San Juan de Jerusalén –la comunidad monástica que dirigía el hospital– se independizó bajo la dirección de su fundador, el Beato Gerard Tum.

El Papa Pascual II aprobó la fundación del hospital con la Bula del 15 de febrero de 1113 y la puso bajo la protección de la Iglesia, otorgándole el derecho de elegir libremente a sus superiores sin interferencia de otras autoridades laicas o religiosas.

La constitución del Reino de Jerusalén obligó a la Orden a asumir la defensa militar de los enfermos y peregrinos, así como a custodiar sus centros médicos y carreteras principales. La Orden añadió así la tarea de defender la fe a la de su misión hospitalaria.

3. Al terminar las Cruzadas se retiraron de Tierra Santa

Después de la caída de San Juan de Acre y la pérdida de Tierra Santa en 1291, la Orden se trasladó a Limassol, en la isla de Chipre, donde había estado presente desde 1210 gracias a la concesión de importantes propiedades, privilegios y derechos comerciales.

Siguió construyendo nuevos hospitales fieles a su misión hospitalaria y se benefició de la posición estratégica de la isla para constituir una flota naval y proteger a los peregrinos en la ruta marítima a Tierra Santa.

El número de miembros procedentes de toda Europa continuó creciendo y contribuyó al fortalecimiento de la estructura de la Orden, adquiriendo nuevas posesiones en la orilla del Mediterráneo.

Debido a las consecuencias de la creciente inestabilidad en Chipre, la Orden trató de considerar una base más adecuada en la Isla de Rodas (Grecia). Sin embargo, recién a mediados del siglo XIV, los Caballeros de la Orden fueron llamados a esta nueva sede.

4. Otra de sus históricas sedes fue la isla de Rodas

Bajo la dirección del Gran Maestre Foulques de Villaret, en 1307, los Caballeros de la Orden desembarcaron con su flota en Rodas, completando la adquisición de la isla hacia 1310.

Además de ofrecer puertos para sus flotas, la isla era un lugar estratégico que unía los mundos oriental y occidental.

A partir de entonces, la defensa del mundo cristiano requirió la organización de una fuerza naval. Así la Orden construyó una flota poderosa y navegó el Mediterráneo Oriental, luchando muchas batallas famosas.

A principios del siglo XIV la Orden fue gobernada por su Gran Maestre (Príncipe de Rodas) junto con el Consejo, acuñando su propio dinero y manteniendo relaciones diplomáticas con otros estados.

Después de seis meses de combate contra la flota y el ejército del sultán del imperio otomano, Solimán el Magnífico, los caballeros se vieron obligados a rendirse en 1523 y dejaron Rodas.

5. El avance del imperio otomano los obligó a reubicarse en la isla de Malta

La Orden permaneció sin territorio propio hasta 1530, cuando el Gran Maestre Fray Philippe de Villiers de l'Isle Adam tomó posesión de la isla de Malta, concedida a la Orden por el emperador Carlos V con la aprobación del Papa Clemente VII. Se decidió que la Orden debía permanecer neutral en cualquier guerra entre naciones cristianas.

En 1565, los caballeros, encabezados por el Gran Maestre Fray Jean de la Vallette, defendieron la isla durante más de tres meses durante el Gran Asedio de los Otomanos.

Después de esta victoria los caballeros transformaron Malta, emprendiendo proyectos de construcción urbana: se construyeron palacios e iglesias, así como formidables nuevos bastiones de defensa y jardines.

La isla recibió un nuevo hospital grande, considerado uno de los más organizados y más efectivos del mundo. También se fundó una escuela de anatomía y se siguió la facultad de medicina.

Además, durante siglos la flota de la Orden de Malta participó en las maniobras más importantes del Mediterráneo contra la flota otomana y contra los piratas del norte de África. En 1571 su participó en la batalla de Lepanto, contribuyendo a la victoria de la flota cristiana contra la expansión del Imperio Otomano en Europa.

6. La sede actual de la Orden se encuentra en Roma

Doscientos años más tarde, durante la campaña egipcia de 1798, Napoleón Bonaparte ocupó Malta por su valor estratégico. Sin embargo, debido al código de la Orden que les prohibía levantar armas contra otros cristianos, los caballeros fueron obligados a abandonar su isla.

El Tratado de Amiens, firmado en 1802, que establecía los derechos soberanos de la Orden sobre la isla de Malta, nunca fue aplicado. Después de haber residido temporalmente en Messina, Catania y Ferrara, en 1834 la Orden se estableció definitivamente en Roma.

7. Las actividades hospitalarias más importantes se dieron durante las dos guerras mundiales

En la segunda parte del siglo XIX, la misión hospitalaria original volvió a ser el centro de atención de la Orden, cada vez más fuerte durante el último siglo, sobre todo por la contribución de las actividades realizadas por sus Grandes Prioratos y Asociaciones Nacionales en muchos países alrededor del mundo.

Las actividades hospitalarias y caritativas a gran escala se llevaron a cabo durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial bajo el Gran Maestre Ludovico Chigi Albani della Rovere (1931-1951).

Después con los Gran Maestres Angelo de Mojana di Cologna (1962-1988) y Andrew Bertie (1988-2008), los proyectos se expandieron hasta llegar a las regiones más lejanas del mundo.

8. La Orden cuenta con un Cardenal

El Papa nombra a un Cardenal como su representante en la Orden de Malta, otorgándole una autoridad especial. El “Cardinalis Patronus” se encarga de promover los intereses espirituales de la Orden y de sus miembros, así como las relaciones entre la Santa Sede y la Orden de Malta.

El cargo es ejercido en la actualidad por el Cardenal Raymond Leo Burke.

9. La jerarquía de sus miembros se divide en tres clases

Según la Constitución, los miembros de la Orden de Malta se dividen en tres clases. Los miembros deben conducir sus vidas de manera ejemplar de conformidad con las enseñanzas y preceptos de la Iglesia Católica y dedicarse a las actividades de asistencia humanitaria de la Orden.

Los miembros de la Primera Clase son Caballeros de Justicia y los Capellanes Conventuales Profesos, que han hecho votos de "pobreza, castidad y obediencia aspirantes a la perfección según el Evangelio". Son religiosos para todos los fines del Derecho Canónico, pero no están obligados a vivir en comunidad.

Los miembros de la Segunda Clase, en virtud de la Promesa de Obediencia, se comprometen a vivir según los principios cristianos y los inspiradores principios de la Orden.

Finalmente, la Tercera Clase está constituida por miembros laicos que no profesan votos religiosos ni la Promesa, sino que viven según los principios de la Iglesia y de la Orden.

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— ACI Prensa (@aciprensa) 25 de enero de 2017

 

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