Cyclus Apocalypticus daría para una gran superproducción de Hollywood. Obra Férrea sería perfecto para un Ingmar Bergman de nuestra época, o para un Kubric. Historia del mundo angélico no lo veo para una película, pues cansaría al tratar sólo de ángeles todo el tiempo. Para este último libro recibí una petición de unos guionistas para moverlo en Hollywood. Pero el proyecto, escuchado en detalle, no me convenció para nada, porque había que transformar el libro en un guion antes de ofrecerlo. Y les dije que esa transformación, de hacerse, quería no sólo supervisarla sino estar involucrado en ella. Pero que realizar esos cambios era en vano sin saber qué director era el interesado. Era mejor que el director leyera la obra y después hacer los cambios según su gusto y estilo, no al revés.
Otra obra que sería una buena historia para una película de gran presupuesto es Torres Góticas. Pero, hoy por hoy, no estoy interesado en nada de todo esto. Si no es un buen director, cualquier otro va a destrozar el libro.
Una película puede ser lícitamente una relectura de un libro, una relectura que modifica y hasta mejora. Admito que la película no es una fotocopia del libro, es otra obra. El problema es cuando un director sólo conserva el título y de modo difuso el tema, y produce algo totalmente distinto al libro. Producir un guion pésimo tras leer una novela es ya una vieja tradición. Desgraciadamente, son muchos los directores que usan el prestigio de una novela para catapultar su creación de ínfima calidad. Para eso es mejor nada.
Lo que sí que prohibiré a la RAI en un contrato post mortem, será que hagan acerca de mí una de esas horribles series a las que nos tienen acostumbrados. Forty, escritor, mártir y patrono de blogspot. En el contrato se especificará que si lo hacen les perseguiré desde mi tumba año tras año al director, al productor y al ejecutivo que haya tomado esa decisión.
Antes preferiría que mi vida la filmara el Partido Comunista de Francia que la RAI. El curioso caso de la muerte del gato del obispo sí que sería un buen libro para Hitchcock. Otra posibilidad sería una película de Cecil B. de Mille, en la que mi secretaria fuera Audrey Hepurn, mi madre Catherine Hepurn, mi obispo Sean Connery, mi coadjutor Humbrey Bogart (en el papel de don Feliciano) y mi arcipreste Cark Cable (en el papel del padre Juan). Ésa sí que sería una película digna de verse. Y más con música de Alexandre Desplat. Con esos personajes, no haría falta ni guión.
Para el papel de padre Fortea, he pensado en Brad Pitt o en Fasbender.
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