Fijaos en el obispo al que saluda el Papa


Una de las personas a las que he escuchado con grandísimo placer siempre es al obispo ortodoxo Kallistos Ware. Es obispo de una diócesis titular y está bajo el patriarca de Constantinopla.
Ha sido profesor en Oxford y eso se le nota, para bien. Su teología se echa de ver en cada una de sus charlas. Mejor dicho, su gran conocimiento teológico se ve bien claro cada vez que abre la boca. Si a eso se añade su mesura y su bondad, queda claro que la unión de las iglesias, tantas veces añorada, puede estar más cerca de lo que pensamos. Porque las grandes personas atraen no a millones de personas, pero sí a los mejores pastores de ambos bandos. Y cuando la bola de nieve se haga suficientemente grande no habrá quien la pare.
Habrá quien quiera pararla, por supuesto. Y esos estarán dispuestos a hacer cosas malas (esparcir la división por medios no sanos) con tal de detener lo que les parece que sería una traición a la verdadera fe.
Pero cuando el Espíritu Santo sople, nada podrá detener su soplo.
Aquí podemos escuchar a este ortodoxo hablando de la unión a los católicos y en otro vídeo hablando de lo mismo a los evangélicos.
Hablando a católicos
Hablando a evangélicos
Soy entusiasta de la áurea y tan espiritual palabra de este obispo ortodoxo desde hace años, como lo soy de la inteligentísima palabra y tan llena de matices del arzobispo anglicano Rowan Willians.
También soy rendido admirador de un predicador evangélico cuyo nombre callo. Y callo este último nombre por dos razones: porque es profundamente anticatólico y porque en unos pocos temas sostiene tesis descabelladas. Pero de la boca de ese predicador sale una exégesis bíblica que me parece de las mejores que se pueden escuchar en el mundo. Es un gigante al lado de los otros, pero en un estilo totalmente distinto. Cada uno de estos tres es colosal y, sin embargo, son tan radicalmente distintos en su modo de hacer teología.
Ah, la unión de los cristianos. Roguemos, roguemos, roguemos por ella. Jesús la quería. Es imposible para nosotros, pero Dios puede hacer un milagro. Estoy seguro de que a lo largo de mi vida veré no una unión de todas las confesiones, pero sí muchas uniones. Será como la gran caída del Muro de Berlín. Una vez que empiece el dominó, quién podrá pararlo.

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets