Meena y Sunita, las hermanas hindú acusadas por sus vecinos
Meena y Sunita (nombres ficticios) son dos hermanas de India que decidieron convertirse al cristiano. Desde ese momento, recibieron múltiples palizas por sus propios vecinos. En el caso de Sunita, en uno de estos castigos quedó inconsciente y fue arrastrada hasta su pueblo. Al despertarse se dio cuenta que tenía la muñeca rota y que su hermana no estaba con ella. Desconocía si estaba viva o muerta. Asustada, Sunita se refugió en un cobertizo y rezó. “Puedo morir o puedo ser testigo. Hazme testigo tuyo”, aseguró durante las plegarias, tal y como recoge la fundación Puertas Abiertas. [caption id="attachment_63921" align="aligncenter" width="640"]Sus vecinos se inventaron una falsa denuncia para que la Policía actuase. Finalmente, tuvieron que huir de PakistánSin embargo, los vecinos de las jóvenes continuaron acosándolas. A una niña de aldea se la obligó que denunciara que había sido atacada por las dos hermanas cuando bebía agua de un pozo y para registrar el caso, la Policía fue sobornada. Gracias a la ayuda de Puertas Abiertas, Meena y Sunita pudieron abandonar su pueblo. Ahora viven con un líder cristiano y han abierto una pequeña papelería para sobrevivir. Sin embargo, los vecinos de las jóvenes continuaron acosandolas. A una niña de aldea se la obligó que denunciara que había sido atacada por las dos hermanas cuando bebía agua de un pozo y para registrar el caso, la Policía fue sobornada.
Sabatina James, una vida huyendo del Islam
Sabatina James es el seudónimo de una cristina conversa de 31 años que recibe protección policial las 24 horas del día. Pero su historia comenzó mucho antes. Cuando Sabatina tenía 10 años se mudó junto a sus padres desde Lahore, su ciudad natal en Pakistán, hasta Austria. Allí la joven pronto se adaptó a las costumbres occidentales a pesar de los duros enfrentamientos que mantenía con sus padres por ello.Sabatina James tiene que cambiar de domicilio cada cierto tiempo porque teme por su vidaCuando cumplió 17 años Sabatina tuvo que volver a Pakistán, ya que desde niña se había fijado su compromiso con uno de sus primos. La joven se negó a casarse por la fuerza por lo que sus padres la ingresaron durante tres meses en una escuela coránica suní. [caption id="attachment_63926" align="aligncenter" width="279"]
Asia Bibi, primera mujer condenada a muerte en Pakistán
Su historia comenzó una calurosa tarde de verano en 2009, mientras Asia Bibi, que en aquel momento tenía 45 años, estaba casada y era madre de cinco hijos, trabajaba en el campo. Decidió hacer una pausa y beber agua de un pozo. Pero una de sus compañeras musulmanas protestaron porque el uso del pozo solo podían hacerlo las musulmanas y, por lo tanto, Asia al beber agua lo había convertido en impuro. Por ello, debía convertirse al Islam. Ante esta acusación, la cristiana respondió: “Cristo murió en la cruz por los pecados de la humanidad” y, además, les preguntó qué había hecho Mahoma por ellas. En cuanto el grupo de musulmanas oyó estas palabras acudieron al imán local, esposo de una de ellas, que presentó una denuncia ante la Policía por el delito de blasfemia, penado con la horca por mor de la ley mahometana, la Sharia. Convirtiéndose así en la primera mujer condenada a muerte en Pakistán. Desde entonces, vive encarcelada y alejada de su marido, Ashiq y sus cinco hijos: Imran, Nasima, Isha, Sidra e Isham. Al calvario que vive continuamente, se añade la tortura judicial a la que se está sometiendo a Asia Bibi. A las presiones y amenazas a los abogados, para que no la defendieran, se suman los continuos aplazamientos. [caption id="attachment_47016" align="aligncenter" width="545"]Vive en una pequeña celda de aislamiento, cocinando su propia comida. Han suspendido su condena, pero prefiere seguir en la cárcel por miedo a ser asesinadaA pesar de todo, se logró en 2015 la suspensión de su condena e, incluso, se le permitía salir de la cárcel. Sin embargo, Asia Bibi decidió continuar en la cárcel por temor a ser asesinada. Dentro de una cárcel, en una pequeña celda de aislamiento, cocinando su propia comida. Es la triste realidad diaria de esta cristiana, que apenas puede recibir la visita de sus seres queridos.
Suaad, la iraquí perseguida por Estado Islámico
Suuad trabajaba como costurera en la localidad iraquí de Bashiqa, pero cuando Estado Islámico invadió esta ciudad, sólo le quedaron dos opciones: convertirse al Islam o huir. Su respuesta la tenía clara. Por ello, unos días más tardes abandonó su hogar e incluso a uno de sus hermano.Suadd fue el blanco de los yihadistas, pero consiguió huir hasta Erbil donde ayuda a mujeres refugiadasFue una decisión dura. Ahora vive en Erbil y está al frente de un taller de costura desde donde enseña a otras mujeres refugiadas a coser para que puedan ayudar económicamente a sus familias. Además, de manera regular dona la ropa a los más necesitados. [caption id="attachment_63929" align="aligncenter" width="404"]
Rebecca, la esperanza de las viudas de Boko Haram en Nigeria
Otra de las historias que inspira fe es la de la cristiana nigeriana Rebecca, que se vio obligada a abandonar dos veces su hogar en Maiduguri por las atrocidades llevadas a cabo por Boko Haram en su ciudad. Sin embargo, decidió aportar su granito de arena creando una pequeña ong para atender a viudas y huérfanos en su ciudad. “Me desperté una noche y vi que las calles estaban iluminadas por las iglesias que habían sido quemadas. Durante las semanas siguientes, escuchábamos disparos cada noche. Se sentía como una guerra. Veíamos cadáveres todos los días en las calles”, relató esta nigeriana a Puertas Abiertas. [caption id="attachment_63932" align="aligncenter" width="436"]Tras regresar a Maiduguri puso en marcha una ong con la que ayuda a viudas y huérfanos de Boko HaramAl volver Rebecca descubrió que muchas organizaciones internacionales abandonaban Maiduguri dejándolo aislada del resto del mundo. Por este motivo, decidió ayudar a las personas que más lo necesitaban y, de manera especial, a las viudas de Maiduguri."Fuimos todos refugiados en ese momento y todos necesitábamos ayuda, pero vi que muchas viudas necesitaban más ayuda que yo. Sentí la necesidad de estar con estas mujeres que a veces luchaban amargamente para sobrevivir", destacó la cristiana. Con el apoyo financiero de una amiga que vivía en el extranjero, Rebecca comenzó a distribuir alimentos y ropa nueva, pero también a hacerse cargo de los gastos que ocasionaban la atención médica de algunas de las viudas. Su labor pronto creció, y cuando la organización Puertas Abiertas conoció la historia de esta nigeriana, decidieron también dar apoyo económico a esta causa. Ahora Rebecca cuenta con más de 2000 voluntarios que ayudan a huérfanos y viudas.
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