Pbro. José Luis González Santoscoy
Todos los seres humanos tenemos cierto grado de egoísmo. Por ello, los que se dedican a la mercadotecnia utilizan frases eslogan como: “Porque tú lo vales”, “Sólo tú puedes llegar a la cima”, etc. Desgraciadamente, el egoísmo también está presente en los matrimonios, los amenaza y los destruye.
Si tú eres una de esas personas que sólo piensa en sí mismo y no tiene mirada para los demás, esto es para ti. Carlota Barcino nos da siete antídotos para el egoísmo:
1. Busca siempre el segundo lugar: muchas veces se da más importancia a los triunfos de los amigos o compañeros, que de su esposo(a). El egoísmo te lleva a querer estar siempre en los primeros puestos, te cuesta ceder y en lugar de dar, te gusta más recibir. Los matrimonios felices son aquellos donde los esposos colocan las necesidades, esperanzas y sueños de su pareja por encima de los propios.
2. Sé generoso en tus halagos: no escatimes la manifestación de tu amor, siempre ten algo positivo que decirle a tu pareja. No seas pesimista, ya que siempre podrás encontrar algo noble, admirable, puro o correcto en tu esposo(a). Que abunden tus sonrisas, palabras de amor, gestos y caricias.
3. En tiempos de crisis, sean uno solo: el amor se acrisola en las dificultades. En las crisis, lo que más los unirá será permanecer juntos.
4. Pasen mucho tiempo juntos; no permitan que la mediocridad los divida, que los amigos los separen o que las modas los alejen. Las parejas más felices son las que buscan estar mucho tiempo juntos, conviviendo, compartiendo y enriqueciéndose mutuamente.
5. Cree siempre lo mejor, y no lo peor, de tu esposo(a): decía John Powell que “son las actitudes las que hacen que una misma experiencia sea agradable o dolorosa”. No guardes rencores, perdona las ofensas, porque como dice San Pablo: “El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta…” (1Cor 12).
6. Expresa tu amor frecuentemente y con creatividad: no dejes que la rutina mate y ahogue tu relación. Busca maneras especiales e inesperadas para manifestar y fortalecer tu relación.
7. Haz de tu matrimonio, tu prioridad: no inventes pretextos ni excusas, todo lo demás que tienes que hacer, siempre es secundario, tu prioridad debe ser tu matrimonio.
Debemos cambiar hábitos y trabajar duro para mantener vivo el amor en el matrimonio. Recuerda lo que dice San Pablo: “Cambia tu manera de pensar y así cambiarás tu forma de vivir” (Rm 12, 2).
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Padre José Luis González Santoscoy
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