A raíz de las revueltas que desde hace ya algunas semanas se dan en Nicaragua, el Pontífice dijo unirse “a mis hermanos obispos de Nicaragua para expresar dolor por los graves actos de violencia, con muertos y heridos, llevados a cabo por grupos armados para reprimir las protestas sociales”.
“Rezo por las víctimas y por sus familias”, añadió para decir después que “la Iglesia está siempre por el diálogo, pero esto requiere el compromiso activo a respetar la libertad y antes de todo, la vida”.
“Oro para que cese toda violencia y se aseguren las condiciones para que se retome el diálogo lo antes posible”, concluyó.
Las protestas comenzaron en abril cuando miles de personas se opusieron a una reforma al Seguro Social. Entonces, el Presidente del país, Daniel Ortega, ordenó el despliegue del Ejército en algunas ciudades claves del país, incluida la capital, Managua, y comenzaron las represalias.
Finalmente, el Gobierno del país se vio obligado a eliminar la ley, pero los disturbios han continuado.
Según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), los 46 días crisis han dejado 108 muertos y cerca de un millar de heridos.
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