TU DÍA ACTUALL Proteger a las personas con síndrome de Down. La Sociedad Canadiense del Síndrome de Down ha lanzado una campaña en la que denuncia el genocidio que sufren estas personas. Nicolás de Cárdenas, director de Actuall, explica por qué deben ser declaradas en peligro de extinción. Escupitajo en el Parlamento español. Un diputado de Esquerra Republicana escupió al ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, durante una sesión en el Congreso. La presidenta de la Cámara, Ana Pastor, había expulsado a Gabriel Rufián, uno de los diputados republicanos. Sus compañeros abandonaron el hemiciclo junto a él, y mientras lo hacían, uno de ellos ha escupido al ministro, según declaró el propio Borrell poco después. La verdad es terrible. “A veces, bastan un hombre y una mujer que digan la verdad” –observa Pedro Fernández Barbadillo en esta memorable columna en Actuall– para que el mundo empiece a cambiar y la espiral del silencio empiece a romperse.
CARTA DEL DÍA No seamos cobardes Con el gusto de siempre, saludo a mis amigos de ‘Actuall’, deseando para todos que la Paz de Cristo siga estando en sus corazones. Como ya lo he mencionado en otras ocasiones, soy una persona que ya acumuló juventud y ahora veo las cosas bajo una diferente perspectiva en relación a mis “años mozos”. Recuerdo muy bien que mi abuela solía decir “tiempos pasados fueron mejores” y cuando más adelante mi papá decía que todas las épocas eran iguales. Traigo está a colación debido a que me gustaría que me tuvieran paciencia y si consideran que vale la pena, publiquen lo que voy a escribir respecto a las diferentes épocas que nos ha tocado vivir. Siempre he pensado que algunas cuestiones parecen contradictorias cuando hablamos de progreso en todos los aspectos del acontecer humano. Es verdad que desde los pasados 30 o 40 años se ha avanzado mucho en el terreno de la ciencia y la tecnología, pero por otro lado se ha presentado un retroceso en lo social y cultural. Sabemos que desde los tiempos bíblicos el hombre ha ejercido cierto grado de violencia, y al referirme al “hombre” hablo en general, incluyendo además al otro sexo (el más hermoso de la Creación), la mujer. El hombre primitivo mataba a otro con una piedra, garrote o flecha. En estos tiempos, un solo dedo puede mover un botón para hacer desparecer a miles de ellos (una bomba nuclear), o una sola persona puede jalar de un gatillo para que con un arma de alto poder mate a varias. Entonces cabe un par de preguntas: ¿cómo va evolucionando la mente de un niñito de 10 años de edad, o la de un adolescente de trece años, cuando en su casa frente a un televisor, o en un lugar donde hay aparatos electrónicos, se pone a jugar a herir, matar, cortar cabeza, brazos y piernas a otros? ¿Acaso no se le hace “normal” entrar a una escuela a matar a profesores y compañeros? Luego sucede que se castiga a lo que se ha fomentado. En el terreno de la ciencia, el hombre también ha progresado pues ahora se controlan enfermedades que antes eran mortales, pero siguen existiendo enfermedades que no se pueden curar y hasta han aparecido otras que antes no existían. En cuanto al avance tecnológico, ahora la gente tiene poderosos medios de comunicación, pero como contraste se comunica menos con otros (cuando vayan a comer a un restaurante – y esto es solo un ejemplo – observen cuántas personas sentadas a la misma mesa, tienen un celular en la mano). Principalmente por medio de “Internet”, todo mundo tiene acceso a videos que por un lado son de gran beneficio (se puede tener acceso a muy amplios conocimientos e información pero, por otro lado y como contraste, también se tiene acceso a pornografía y violencia). Son precisamente algunos medios de comunicación que – con sus honrosas excepciones – promueven todo género de ideologías – hasta las más descabelladas – aparte de una total desinformación, o por lo menos una aspecto bastante parcial de los acontecimientos diarios. Nos referimos específicamente a la prensa, radio, televisión e “Internet” en manos de personas radicales e intolerantes con los que no piensan como ellos. Todo esto controlado por grandes capitalistas que cuentan con mucho dinero y que se han empeñado desde hace ya varios años en intentar establecer “el nuevo orden mundial” e imponernos lo que para ellos es lo “políticamente correcto”. Con tanto deterioro, fácilmente se ha degradado – si no es que han desparecido – tantos valores que le daban sentido a la vida, especialmente en la cultura y las sanas costumbres (¿con qué se come eso?, decimos en México). En síntesis, el sentido común ha muerto o por lo menos se ha convertido en el menos común de los sentidos. Ese afán de eliminar lo que va en contra del pensamiento y las nuevas ideologías, ha afectado también a la educación escolar y, lo que es peor, a la misma educación familiar. Todavía en la edad escolar de mis hijos se respetaba al maestro y este podía corregir al alumno sin temor a ser expulsado de la escuela o sancionado penalmente. El sentido de autoridad familiar (¿con qué se come eso?) ha desaparecido en muchos hogares. Por un miedo cobarde, ahora los padres de familia han dejado en manos del “Gran Hermano” (el Estrado) el control de sus propios hijos. La idea moderna de libertad carece de toda responsabilidad y aparentemente ahora cada quien puede hacer un uso desmedido de esa sacrosanta “libertad”. Es verdad que el hombre debe ser libre (pero no total y absolutamente libre) pues, sin responsabilidad, eso se convierte en simple libertinaje. Desde mi muy particular punto de vista, tres son las causas de todo este desorden que nos ha tocado vivir. El ataque frontal contra la unidad familiar (entendida como el matrimonio de un hombre y una mujer y la subsecuente procreación. La violencia que representa asesinar a un ser al que no se le dio el inalienable derecho a vivir (hasta donde sé, el aborto es el único crimen legalizado en la mayoría de los países occidentales). Y la tercera causa es el intento de suprimir la libertad de expresión y la propia conciencia (de nuevo, ¿con qué se come eso?), si bien alguien puede expresarse libremente, siempre y cuando no vaya en contra del pensamiento único y “progre”. Con esta última expresión, traigo a la memoria el hecho de que tanta “modernidad” también ha permitido que hasta el idioma o el lenguaje se modifique (otra enorme estulticia). Así, se han cambiado los términos, se ha corrompido el lenguaje y se han inventado una serie de eufemismos cuyo fin primordial es ocultar verdades. Tenemos por ejemplo el caso de un aborto inducido. Los que manejan la industria del aborto y los que promueven la “Cultura de la Muerte” se refieren a ese acto cruel y cobarde como “la interrupción voluntaria del embarazo”. En las clínicas de la muerte (donde se maneja el negocio del aborto) se habla del “cuidado de la salud de la mujer”; entonces ¿dónde está la salud del ser que lleva en sus entrañas?, ¿o será que nada es más sano que un cadáver? Y a las feministas a ultranza les pregunto, ¿por qué favorecen el aborto cuando la mitad de las personas que se asesinan en esa acción perversa corresponde precisamente a mujeres? Otro término que han utilizado erróneamente y que me retuerce el hígado (en sentido figurado) es el de “fobia”. Cualquier persona que se tome la molestia de leer un diccionario encontrará que fobia significa miedo o temor a una cosa (nunca a una persona), pero los ideólogos interpretan el término como “odio” y en ese sentido ellos sí que son “incorrectos”. Así es que ahora se tiene odio al hombre, al extranjero, al que profesa una religión distinta a la que ellos tienen (si es que tienen alguna). En ese sentido habrá personas que tienen “odio” a los gatos o a los perros, entonces padecen de gato fobia y perro fobia. Si a mí en lo particular no me gusta que los hombres usen una barba muy abundante o se dejen crecer el cabello hasta los hombros o a la mitad de la espalda, entonces yo soy barbo fóbico o melenudo fóbico y mejor no sigo porque me estoy mareando con esos términos de invento tan reciente, aparte de que el corrector gramatical de mi computadora señala que tengo errores garrafales al escribir tan disparatadas palabras (¡tan hermoso que es el idioma español!). Ahora bien, he señalado algunas de las barrabasadas y barbaridades que contemplamos en este siglo XXI tan avanzado y tan próspero (al que debo llamar como el siglo de la vulgaridad y de las estulticias). Ojalá la mayoría de las personas dejaran sus silencios completamente cobardes y encuentren formas de solucionar lo que otros pocos, con mucho dinero y poder mediático, han ocasionado de manera deliberada. Retomemos los valores de antes, respetemos la ley natural, la ley moral y la ley divina (¡cuidado! no se vayan a ofender los incrédulos y los ateos). No temamos ser “políticamente incorrectos” tan solo porque puede suceder que se nos persiga, sancionen o nos metan a la cárcel. Ese miedo de cobardes (lo reitero) es una de las principales causas de que el mundo haya comenzado a girar al revés, de que se invente que el cuadrado es un pentágono y que un círculo en realidad es un triángulo. Hablemos con la verdad. No dejemos que el “Gran Hermano” se haga cargo de lavarles el cerebro a los niños y jóvenes. Conservemos la unidad en las familias (padre, madre, hijos), Actuemos libremente pero con una total responsabilidad, que se nos respeten nuestras creencias y tengamos libertad de conciencia. Aprovechemos que hay organizaciones que nos permiten levantar de manera pacífica nuestras protestar y demandas (“HazteOir” es una magnífico sitio para ello) y con tan valioso elemento se han logrado cosas que no pensábamos pudieran lograrse – el caso de Asia Bibi, por ejemplo. En los países donde se respeta el voto popular y hay una gran libertad para ejercerlo, elijamos a políticos que sean respetuosos del modo de pensar y actuar de la mayoría de la población, aquellos que defienden la libertad, la familia y la vida. Por el contrario, rechacemos a los que promueven exactamente lo contrario. ¿Soluciones muy difíciles? Par los cobardes que guardan mutismo o que se esconden por temor a ser perseguidos, denostados y castigados podrá ser más que difícil, pero nada es imposible si se trata de darle a las generaciones que vienen detrás de nosotros un mundo menos caótico y desequilibrado. Gracias, amigos de ‘Actuall’. Manuel Morales Felicidades a las Cecilia y los Filemón en su onomástica. Envíame pistas de noticias, correcciones y sugerencias a brief@actuall.com. Descubre más historias en Actuall, únete a nuestra conversación en Twitter y Facebook. Que pases un buen día actuando por las buenas causas. ¡Hasta mañana!
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