El jueves 22 de noviembre, el Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta, presidió la apertura de la causa de beatificación y canonización de la pequeña Amanda.
“A veces pensamos que solo quienes pueden acceder a un proceso de beatificación son adultos, o sacerdotes y monjas, pero la historia nos muestra que no es así, tenemos el ejemplo de varios niños santos, como: Domingo Savio, San Tarsicio, San Pancracio, y muchos más”, dijo el Prelado en la parroquia Nuestra Señora del Carmen en la ciudad de San Cristóbal.
La oficina de prensa de la Diócesis de San Cristóbal informó que, a raíz de la grave crisis que se vive en Venezuela, los padres de la niña se vieron obligados a salir del país, razón por la cual siguieron la ceremonia a través de una videollamada de WhatsApp.
“Hoy presentamos a la consideración de Dios, y a través de este Tribunal Diocesano a la Santa Sede para se estudie la posibilidad de declarar santa a una niña testimonio de alegría y esperanza en medio de la enfermedad, de nuestra comunidad, del Barrio La Bermeja”, dijo el Obispo.
En la ceremonia estuvieron presentes sacerdotes y fieles de la comunidad ante los cuales juramentaron como miembros del Tribunal Diocesano el P. Ricardo Casanova, delegado episcopal; P. Miguel Duque, promotor de justicia; y el seminarista Carlos Urbina como notario actuario.
El postulador para esta causa de beatificación es el P. Jesús Mora que cumplirá sus funciones desde Roma; y el P. Luis Ortega, que leyó en la ceremonia la biografía de Amanda Ruiz.
En este mes la Diócesis de San Cristóbal ha iniciado la fase diocesana de tres nuevas causas. Además de Amanda Ruiz, están las del sacerdote diocesano Martín Martínez y el laico y padre de familia Lucio León, conocido como “el Apóstol de la Eucaristía”.
Amanda Ruiz
Amanda Gilseth Ruiz Suarez nació el 11 de mayo de 1999 en el Hospital Central de San Cristóbal en el estado de Táchira. Sus padres vivían en el Barrio La Bermeja.
A los tres años fue diagnosticada con leucemia, lo cual no le impidió seguir irradiando la alegría de la infancia.
De notable madurez espiritual por su amor a la vida cristiana, mostró gran esperanza en medio de su enfermedad.
El 21 de septiembre de 2005, a la edad de seis años y cuatro meses, falleció dando testimonio de su total confianza en Dios.
Publicar un comentario