En América fray Junípero Serra fue acogido en el Colegio de san Fernando, ubicado en la ciudad de México. En ese lugar se daba formación por dos años a los nuevos misioneros antes de ser enviados a evangelizar a los indígenas.
Sin embargo, sólo habían transcurrido cinco meses cuando los franciscanos decidieron enviar misioneros a la Sierra Gorda, ubicada en lo que hoy es el estado de Querétaro, lugar de los indígenas pames y jonaces. Y fray Junípero se ofreció como voluntario.
Años antes habían llegado a la Sierra Gorda los franciscanos del Colegio Apostólico de la Santa Cruz de Querétaro, pero se les informó que los frailes dominicos ya habían fundado misiones ahí, así que los recién llegados se retiraron, entendiendo que los indígenas ya estaban, pues, convertidos. Pero en 1743 se descubrió que no era así, que dominicos y agustinos habían evangelizado todo el territorio que rodeaba la nación Pame, pero sin tocar ésta.
El plan franciscano buscaba fomentar en estos nativos, que eran nómadas cazadores-recolectores, la vida sedentaria, pues así se favorecía no sólo la evangelización sino la civilización.
Los primeros ocho franciscanos llegaron a la Sierra Gorda en 1944, fundando Santiago de Jalpan como misión sede y siendo enviados a fundar otras cuatro misiones. Pero el clima era muy caliente y húmedo, por lo que la mayoría de los misioneros enfermó, al grado de que cuatro de ellos murieron y los demás hubieron de regresar a sus colegios.
Entonces fue enviado fray Junípero Serra, con fray Francisco de Palóu como su auxiliar; llegaron en 1750 a Santiago de Jalpan, apresurándose a aprender la lengua de los indígenas, cosa que los anteriores misioneros no habían tenido la oportunidad de hacer. Esto ayudó radicalmente a que la misión de Jalpan diera fruto, lo mismo en el orden espiritual que en el material, tanto así que a fray Junípero Serra, y no a sus antecesores, se le considera con toda propiedad el auténtico fundador de la Misión de Jalpan.
Igualmente se le atribuye la fundación de la Misión de Tilaco, la Misión de Landa, la Misión de Concá y la Misión de Tancoyol, cuyos templos aún están en uso.
Él y fray Francisco introdujeron en Jalpan ganado vacuno y ovino, y enseñaron a los nativos a sembrar maíz, frijol, chile y calabaza. Todos en el pueblo —hombres, mujeres y hasta niños, según la capacidad de cada quién— trabajaban de forma comunitaria, de manera que ninguno pasaba hambre, y con las semillas sobrantes de las cosechas se compraban más yuntas de bueyes y otras herramientas necesarias para seguir progresando. Juntos, enseñados por los frailes que trabajaban como cualquier otro albañil, construyeron también su templo y capilla, que adornaron en estilo barroco-indígena.
Este mismo sistema lo utilizaron fray Junípero y más frailes en las otras cuatro misiones. En total fray Junípero estuvo con fray Francisco trabajando 8 años en la Sierra Gorda, hasta que en 1558 regresaron a San Fernando para prepararse a su nueva misión, ya que el rey de España dio permiso para evangelizar a los indígenas apaches, y ambos fueron designados.
Pero primero fueron enviados otros dos frailes franciscanos a San Sabá, Texas, protegidos por soldados; pero fueron asesinados a traición por los nativos. Entonces el virrey suspendió los intentos de abrir misiones en aquella zona de la Nueva España, al entender que no había las condiciones adecuadas para proteger a los siguientes misioneros; de ahí que fray Junípero y fray Francisco hubieron de quedarse por dos años en el Colegio de San Fernando, esperando alguna otra misión. Fray Junípero salía de la ciudad de México a predicar a Zimapán, el Mezquital, la Huasteca y muchos otros lugares.
Redacción
TEMA DE LA SEMANA: LOS PASOS DE SAN JUNÍPERO
Publicado en la edición impresa de El Observador del 18 de noviembre de 2018 No.1219
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