Ayer me fui a Ávila con unos amigos y estuve todo el día fuera. Llegué a casa tarde, razón por la que os dejé sin post. Como es habitual en mí, me encantó la catedral. ¡Qué acumulación tan hispánica de belleza, qué emporio de sacralidad hecha arquitectura! Rezar paseando por esa catedral cuando ya no hay turistas, a la luz del crepúsculo entrando por las vidrieras, debe ser impresionante.
Lo pasamos muy bien paseando, visitando iglesias, comiendo una pizza por la noche, rezando en el coche. A las cuidadoras de los dos museos de los conventos de santa Teresa les hacía rabiar, preguntándoles: “¿Entonces, aquí fue donde vivió santa Clara?” o también “¿Hay algo de cierto en que la mitad de las obras atribuidas a santa Teresa, en realidad, son de santa Clara?”.
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Hoy voy a comer a mi última parroquia, con una gran y extensa familia, donde están desde los niños hasta el bisabuelo.
Para finalizar un vídeo que ya puse aquí hace tiempo. Hoy lo he encontrado por casualidad y me ha parecido tan genial como la primera vez.
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