Manuel Cubías - Ciudad del Vaticano
El continente latinoamericano afronta en 2018 un año electoral de enorme trascendencia. Existe la posibilidad de un giro ideológico hacia posiciones de corte conservador, alejándose de las posturas más abiertas y preocupadas por el bienestar de las mayorías, que habían caracterizado a varios países del cono sur.
6 nuevos presidentes
Las economías más grandes de la región, México y Brasil, celebraron elecciones presidenciales en los meses de julio y octubre;
En México, el ganador es Andrés Manuel López Obrador, quien logró asumir muchos de los sueños no realizados del pueblo mexicano y ahora está llamado a cumplir sus promesas.
Jair Bolsonaro, el candidato conservador, fue el vencedor en Brasil. Su triunfo se da en medio de una generalizada corrupción política y una lucha de intereses por los grupos dominantes.
En ambos países los niveles de participación ciudadana superaron el 55%.
Colombia, catalogada como la cuarta economía de la región lo hizo en junio. El triunfador es Iván Duque . La participación electoral fue del 53.6%. El gran reto es la consolidación del iniciado proceso de paz.
La vecina Venezuela, convocó a elecciones, en el contexto de una larga crisis económica y política en el mes de mayo. El presidente Nicolás Maduro fue reelecto. La participación ciudadana fue del 46%.
Costa Rica tuvo comicios en el mes de abril. Resultó ganador Carlos Alvarado Quesada. En estos comicios, Epsy Campbell Barr, , resultó electa vicepresidenta. La primera afroamericana en ostentar este cargo. La participación electoral fue del 65%.
Paraguay también tuvo elecciones en abril. Resultó ganador Mario Abdo Benítez, considerado representante del sector conservador. La participación electoral fue del 61% según datos oficiales.
Desafíos para el continente
El contexto Latinoamericano está marcado por profundas expresiones de corrupción política, así como una creciente desigualdad social y un recrudecimiento de la pobreza. Los grupos religiosos pentecostales han ido adquiriendo un mayor protagonismo político, por ejemplo en Costa Rica y Brasil.
El desencanto con los partidos tradicionales y su modo de hacer política, la creciente inseguridad y el desempleo, han ocasionado en América Latina un aumento del flujo migratorio, que en algunos países como El Salvador, Guatemala y Honduras han adquirido dimensiones dramáticas.
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