Mensaje Episcopal con motivo de la Navidad
“Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra
a los hombres que ama el Señor” (Lc 2, 14).
“¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor! (Lc 2, 14)”… A los hombres que son dignos del amor de Dios, a los hombres y mujeres que nos esforzamos por corresponder al amor de Dios.
¡Cuán grande es el amor de Dios, que nos dio a su propio Hijo, que vino a este mundo! Este es el misterio que celebramos en la Navidad.
Durante estos días estaremos celebrando el tiempo de Navidad, mismo que se prolonga primero durante ocho días a lo largo de la Octava, que luego continúa hasta la fiesta de los Reyes, la cual es una gran festividad en Yucatán y en Tizimín particularmente, y que finalmente se prolonga aún unos días más.
Tengamos muy presente el verdadero significado de esta celebración navideña. Deseo además para todos ustedes, que esta fiesta les haya dejado gran alegría en el corazón, abundante paz y mucha unidad familiar.
Hemos contemplado al Pan de vida ahí depositado en el pesebre, ahí donde iban a comer las ovejas. Él es nuestro Pan de vida, por eso, como oveja de su rebaño, acerquémonos para alimentarnos de él. Sigamos adelante nutriéndonos de su Palabra y de sus sacramentos, porque para eso vino él al mundo, para ser nuestro alimento.
Revistámonos del Hijo de Dios, que quiere que vayamos por la vida alegres por su venida, pues él está en medio de nosotros, él es el “Emmanuel”. Sigamos compartiendo esta alegría, traducida en caridad para con los hermanos.
¡Les deseo a todos que sigan disfrutando y que sigan teniendo una muy feliz Navidad!
+ Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán
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