El programa de la Unión Europea, Horizon 2020, brindó la subvención a investigadores de la Universidad Tecnológica de Eindhoven en los Países Bajos para continuar con el desarrollo de los úteros artificiales, en el cual el bebé podrá estar inmerso en fluidos, recibiendo oxígeno y nutrientes por vía de una placenta artificial conectada al cordón umbilical, informó el periódico The Guardian.
Una fotografía en The Guardian de la interpretación de un artista de cómo podrían ser los úteros artificiales muestra suspendidas grandes estructuras rojas en forma de globo, con varios tubos intravenosos conectados a ellas.
El ginecólogo y profesor en la Universidad Tecnológica de Eindhoven, Guid Oei, dijo al medio británico que un útero artificial permitiría que el niño continúe desarrollándose en un entorno que imita de cerca un útero real, incluidos factores ambientales como la replicación del latido del corazón de la madre.
“Cuando están en este ambiente, simplemente sienten, ven, huelen y oyen los mismos sonidos que cuando están en el vientre de su madre”, mencionó.
Los investigadores esperan tener el primer útero artificial en su tipo listo para su uso en ambiente real en unos cinco años.
Sin embargo, la abogada de la Universidad de Manchester, Elizabeth Chloe Romanis, dijo a The Guardian que los úteros artificiales plantean cuestiones éticas que deberían pensarse antes de su introducción en clínicas y su uso en bebés.
“La ley trata a los fetos y a los bebés de manera muy diferente, entonces, ¿cómo encaja el tema del útero artificial?, ¿es posible apagar un útero artificial?, ¿en qué circunstancias?” cuestionó.
“Está claro que los problemas legales y éticos que surgen de la tecnología deben ser discutidos ahora, antes que el útero artificial se convierta en realidad", señaló.
De acuerdo a un artículo del 2010 de David T. Reiber sobre úteros artificiales, publicado en la revista The National Catholic Bioethics Quarterly, “el beneficio más obvio de (los úteros artificiales) sería la capacidad de salvar la vida de los bebés nacidos en edades gestacionales extremadamente tempranas, y como he dicho, la tecnología sería moralmente permisible cuando se usa para este propósito”.
Sin embargo, añadió, la tecnología plantea importantes cuestiones éticas, incluyendo “si ocurriera un aborto, o aborto espontáneo, debido a una profunda anomalía fetal, ¿sería apropiado usar la tecnología del útero artificial (AWT por sus siglas en inglés) para intentar rescatar al feto, o debería permitirse que el niño muera como quizás Dios pretendía? Si la AWT realmente funciona cómo se imagina, ¿sería ético usarlo para dar a luz a un niño gravemente discapacitado que no habría sobrevivido sin él?”
Los posibles abusos de la tecnología del útero artificial, afirmó Reiber, incluirían a mujeres que quieran dar a luz antes por conveniencia o comodidad, o si los empleadores obliguen a las mujeres a dar a luz temprano y usar úteros artificiales para permitirles volver a trabajar antes de lo previsto, en comparación si hubieran dado a luz naturalmente.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA
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