Mons. Fernández manifestó su rechazo a los proyectos 184 y 185 en una carta dirigida el 25 de febrero al presidente del Senado, José Luis Dalmau; y a los miembros de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico.
En su texto titulado “¿Es delito ser cristiano en Puerto Rico?”, el Prelado lamentó que haya una intolerancia religiosa al intentar imponer, bajo “pena de acusaciones de ‘maltrato institucional’”, la enseñanza de la ideología de género.
El Obispo de Arecibo indicó que el proyecto 184 convierte en maltrato de menores y maltrato institucional “cualquier esfuerzo o tratamiento dirigido a cambiar el comportamiento corporal, expresiones o la orientación sexual de una persona, así como eliminar o reducir atracciones románticas o sexuales o sentimientos hacia personas del mismo género”, según incluido por el proyecto de ley en la definición que hace de “terapia de conversión”.
“Así, ‘cualquier esfuerzo’ que pueda interpretarse como estar dirigido a reducir la atracción romántica hacia el mismo sexo en los colegios religiosos, podrían ser considerados como maltrato institucional bajo esta definición”, señaló.
Además, dijo que el proyecto 184 propone enmendar la Ley 246-2011, “para que los padres que realicen esos esfuerzos, sea considerado como maltrato de menores”, con una pena que incluye “privar del ejercicio de la patria potestad al padre y/o madre del menor”.
“El Proyecto del Senado 185 impone la ideología de género con fuerza de ley en todas las agencias gubernamentales. Así, ‘se le ordena al Departamento de Educación, como parte de la educación con perspectiva de género, incluir la violencia en el noviazgo, entre parejas de cualquier orientación sexual e identidad de género, en su currículo educativo’”, agregó.
Mons. Fernández señaló en su carta a los legisladores que estos proyectos se traducen en “persecución religiosa”, dado que “se pretende acusar de ‘maltrato’ a los padres con convicciones que hagan ‘cualquier esfuerzo’ por transmitir a sus hijos la verdad sobre la naturaleza humana, iluminada por la fe”.
“Cuando se pretende quitar la licencia a todos los profesionales de la salud que, fundamentados en una real discrepancia médica sostenida por la ciencia y la biología, difieran de la ideología dominante, en efecto, se está persiguiendo, encarcelando, atropellando a un gran sector de la sociedad por su manera de pensar”, agregó.
El Prelado indicó que también es persecución cuando ejercer una labor voluntaria en “una institución sin fines de lucro de base de fe” puede representar un proceso legal y se “obliga a actuar en contra de las convicciones religiosas más profundas”.
La ideología de género, denunció, “no sólo pretende silenciar la fe, sino además imponer la creencia de que el sexo [hombre-mujer] es algo simbólico, de lo que se puede disponer libremente sin consecuencias”, siempre que se silencie a todos los que no están de acuerdo.
“La ideología de géneros extrapola la lucha de clases marxistas al escenario familiar, para crear una lucha entre el hombre como opresor y la mujer como oprimida, en la que la única salida sea liberarse de las clases sexuales hombre-mujer”, señaló.
Mons. Fernández dijo que en esta búsqueda de “deshacerse de la heterosexualidad y de todo lo que piensan que la sociedad impuso” se omiten fundamentos científicos y se silencia “toda opinión médica que discrepe”.
Por ello hizo un llamado a la conciencia de los legisladores católicos, y recordó que el Papa Francisco “se refiere a la ideología de género como una ‘colonización ideológica’, en la que ‘se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la creación como Él la ha hecho’”.
“En este tiempo de Cuaresma, en el que la Iglesia llama a la conversión de los corazones recordando a todos que ‘Polvo eres y en polvo te convertirás’, me repito a mí y les repito a todos las palabras de San Pedro en el pórtico de Salomón: ‘Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que les había sido destinado, a Jesús’”, expresó.
Asimismo, llamó a no caer “en la trampa de grupos de interés, que proponen legislaciones extremas, como estrategias para ir adelantando poco a poco unas agendas ideológicas bien definidas: imponer la ideología de género en todos los niveles y censurar a todo el que se oponga”.
En ese sentido, antes de finalizar la carta, Mons. Fernández subrayó el valor eminente del derecho a la libertad religiosa y recordó que el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia señala que “todos los hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y ello de tal manera, que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impide que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros”.
Puede leer la carta completa AQUÍ.
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