Los obispos argentinos hicieron este llamado en su mensaje titulado “No al narcotráfico, sí a la vida plena”, producido con ocasión de su 110 Asamblea Plenaria.
“Nos dirigimos especialmente a quienes son parte de grupos criminales, a quienes miran con indiferencia el drama de los hermanos, y a quienes colaboran por omisión o comisión en la expansión de este flagelo”, indicaron.
Los obispos argentinos pidieron también combatir la plaga del narcotráfico en el país y advirtieron que su presencia y difusión tienen la complicidad “del poder en sus diversas formas”.
Los prelados alertaron de “la gravedad del momento que enfrenta nuestra Patria en este tema”, y recordaron “a toda la sociedad acerca de la necesidad de una conversión urgente”.
Esta transformación, explicaron, “no puede ser comprendida de modo unilateral”, pues “cualquier respuesta lineal resulta tan ineficiente como inútil”.
Los prelados insistieron en que el narcotráfico es “un negocio de dimensiones mundiales, que extiende sus redes en los Estados, las empresas y en múltiples sectores de la sociedad”.
“El Estado debe oponer una fuerza organizada para neutralizar los enormes daños que causa”, señalaron, pues “lamentablemente ya se encuentra arraigado en nuestro país”.
La CEA relacionó además el narcotráfico con “la cultura global del consumismo”, que “genera deseos insatisfechos e impone en nuestros países un mercado con una escala inadecuada de valores”.
Esta cultura consumista, criticaron, “transmite constantemente la idea falsa de que sin determinados bienes no se puede ser feliz”.
La “globalización de la indiferencia”, señalaron, “genera una cultura individualista centrada en el consumo es la que da el marco propicio para la expansión de las redes del narcotráfico”.
“El narcotráfico está en el espíritu del capitalismo más salvaje y de la idolatría del dinero: es inseparable de ellos”, reiteraron.
Los obispos también se refirieron al “narcomenudeo”, que consiste en la “creciente la cantidad de gente que produce en su casa el ‘paco’ u otros preparados perniciosos y luego lo comercializan sin escrúpulo, llegando al atropello de mandar a los propios hijos o nietos a vender drogas”.
“Esta realidad atenta contra el quinto mandamiento ‘¡No matarás!’”, advirtieron, aunque precisaron que “no obstante hay una gran distancia entre el grado de responsabilidad del narcotraficante y el del chico pobre que es utilizado finalmente para hacer llegar la droga”.
Además de disponer de “las mejores fuerzas de seguridad posibles”, los obispos argentinos subrayaron que la respuesta verdaderamente adecuada en la lucha contra las drogas “consiste en una profunda transformación cultural”.
“El narcotráfico consagra el triunfo de quien con poco esfuerzo consigue mucho y está al margen de la ley”, indicaron, señalando que “esto desalienta las esperanzas de aquellos que se esfuerzan y anhelan logros, fruto de su trabajo digno”.
Los obispos reclamaron que los gobernadores, legisladores y miembros del poder Judicial asuman la responsabilidad de estos casos, y señalaron que son necesarias “políticas de Estado que sean adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo”.
En la tarea de luchar contra el narcotráfico, indicaron, “convocamos a todo el Pueblo de Dios y tanta gente de buena voluntad”.
“Comprometámonos con pasión en el cuidado y acompañamiento de aquellas personas que sufren directa o indirectamente a causa del consumo de drogas”, exhortaron, pues “la Iglesia quiere estar cerca de las familias heridas por la adicción de algunos de sus miembros”.
Para leer el mensaje completo, puede ingresar a: http://www.episcopado.org/portal/actualidad-cea/oficina-de-prensa/item/1121-no-al-narcotr%C3%A1fico,-s%C3%AD-a-la-vida-plena.html
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— ACI Prensa (@aciprensa) marzo 10, 2015
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