“Como esos leprosos, también nosotros necesitamos ser curados, todos. Necesitamos ser sanados de la falta de confianza en nosotros mismos, en la vida, en el futuro; de tantos miedos; de los vicios que nos esclavizan; de tantas cerrazones, dependencias y apegos: al juego, al dinero, a la televisión, al teléfono, al juicio de los demás”, aseguró.
Por eso animó a pedir al Señor que libere y cure nuestro corazón. “Si lo invocamos, si le decimos: ‘Señor, yo creo que puedes sanarme; cúrame de mis cerrazones, libérame del mal y del miedo, Jesús’”, subrayó ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

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