Así lo indicó el Purpurado durante la Jornada Mundial de la Paz en la Arquidiócesis de Managua, realizada con Adoración Eucarística y la celebración de la Misa.
Durante su homilía, el Cardenal Brenes señaló que con esta jornada mundial los diferentes pontífices han manifestado cada año su cercanía a los que sufren la guerra, “su cercanía al mundo que lucha por la paz, enviando un mensaje, que pueda ser como la ruta que podemos tener todos para ser verdaderos constructores de paz”.
El Purpurado comentó que “la paz como objeto de nuestra esperanza es un bien precioso al que aspira toda la humanidad”, siendo una virtud que ayuda a avanzar sobre los obstáculos.
“La guerra a menudo comienza por la intolerancia a la diversidad del otro, lo que fomenta el deseo de posesión y la voluntad de dominio”, resaltó. “Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo o eliminarlo”.
El Cardenal Brenes resaltó además que “la guerra se nutre de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y de la diferencia vista como un obstáculo”.
Asimismo mencionó que para lograr la paz, que brota del corazón humano, es necesario que la voluntad política se revitalice, “para abrir nuevos procesos que reconcilien y unan a las personas y las comunidades”.
“El mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz, abiertos al diálogo sin exclusión ni manipulación”, para ir más allá de las ideologías y de las opiniones diferentes.
Finalmente, señaló que “solo eligiendo el camino del respeto, será posible romper la espiral de venganza”.
“Pidamos esta gracia, vivir este año 2020, con el deseo de tomar en serio a los demás, de cuidar a los demás, de respetar a los demás. Si queremos un mundo mejor que sea una casa de paz y no un patio de batalla”, concluyó.
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