Ya he acabado de ver Los dos papas, o, dicho de otro modo, más de dos horas de propaganda para esos cristianos que parecen salidos de celebrar la boda entre Siri y Alexa. No tengo más que añadir a lo que escribí, salvo hacer mención del comentario de Darío ayer, copiando la carta de un exguardia suizo. Lo que transcribió me parece una aportación extraordinaria a este tema. Gracias, Darío. Para todos nosotros, tu comentario ha sido muy notable.
Si yo llegara a papa, los comentarios serían distintos: Tenía un botón como el señor Burns debajo de la mesa; si lo pulsaba, entraba una monja mordedora; llevaba bastón, pero lo usaba, más bien, para dar bastonazos a la servidumbre; como Nerón nos hacía escuchar sus “conciertos” hasta que le entraba sueño; una mujer tiró de su mano y casi lo hizo caer, él le arrojó toda el agua bendita que llevaba en el acetre. Todas las televisiones han retransmitido la escena, una y otra vez, a cámara lenta; suele pasar la mitad de sus vacaciones con Putin en Siberia y la otra mitad con Trump en Florida.
Publicar un comentario