En una carta publicada el 1 de diciembre y titulada “Adviento y Apocalipsis”, el Cardenal estadounidense informó que la Eucaristía que celebrará será su primera Misa pública desde su hospitalización el pasado 10 de agosto; y así podrá “volver al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin”, en Estados Unidos.
El Cardenal precisó que la Eucaristía será celebrada el sábado 11 de diciembre a las 11:00 a.m. (hora local) y será una “gran Misa pontificia, de acuerdo al uso más antiguo del rito romano, con frecuencia llamado forma extraordinaria del rito romano y será transmitida por Catholic Answers”.
El Cardenal Burke también celebrará una segunda Misa al día siguiente, el 12 de diciembre en el tercer Domingo de Adviento, a la 1:00 p.m.
El lunes 13, día en el que este año se celebrará a la Virgen de Guadalupe, el Cardenal presidirá una tercera Misa a las 12:15 p.m.
Estas dos últimas Misas las celebrará de acuerdo a la forma ordinaria o novus ordo, como es conocida; pero ninguna de estas dos será transmitida; por lo cual, dice el Cardenal, “si están libres están invitados a peregrinar al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe para asistir a una o a las dos Santas Misas”.
“Aunque deseo mucho que estas liturgias públicas marquen mi retorno a mis actividades pastorales usuales, mi rehabilitación debe proceder en el futuro. Seguiré manteniéndolos actualizados sobre mi progreso”.
Reflexionando luego sobre este tiempo litúrgico, el Cardenal señaló que “de manera particular el Adviento es una invitación a acercarnos al misterio de la Encarnación redentora, el misterio incomparable con el que el Hijo de Dios tomó nuestra naturaleza humana para salvarnos del pecado y de la muerte, por su Pasión, Muerte y Resurrección y Ascensión; y quedarse siempre con nosotros en la Iglesia”.
“Al mismo tiempo –prosiguió– el Adviento nos prepara especialmente para el último día, el día en el que Cristo, vivo por nosotros en la Iglesia, volverá en gloria para consumar su obra de salvación, para inaugurar ‘cielos nuevos y una tierra nueva donde habite la justicia’”.
El Cardenal explicó que “la palabra apocalipsis, en el griego comúnmente hablado en ese tiempo, significa ‘revelación’ o ‘descubrimiento’. Por ejemplo cuando una pareja real descubre el rostro de su recién nacido para que el público lo vea o cuando un novio quita el velo del rostro de la novia en su boda”.
De modo similar, “nuestro Salvador, manifestado el profundo misterio del amor divino, empezó su Revelación, su Apocalipsis, bajo la luz de la estrella que invitó y guió a los tres Reyes Magos de oriente”.
El Cardenal hizo votos para que el Señor ilumine la vida de los fieles en este tiempo de Adviento y para que “vivamos este tiempo de grandes gracias del calendario litúrgico de la Iglesia preparándonos para celebrar el nacimiento del Hijo de Dios encarnado, el Redentor, mientras mantenemos en el corazón nuestra alegría cuando ya anticipamos su segunda venida en el último día”.
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