En un mensaje, el Purpurado explicó que la Iglesia “espera una respuesta generosa de los bautizados al constante llamado de Dios a sus hijos, para ocupar un lugar en la evangelización”.
“Por esta intención rezamos todo el año, pero nos sentimos más seguros de la mano de nuestra Madre la Virgen, y bajo su mirada elevamos una ferviente oración al Dueño de la viña para que envíe obreros y obreras al campo de su Iglesia”, subrayó.
“Sabemos que Dios sigue llamando, con el lenguaje oculto de las mociones interiores, más fuertes y perceptibles que las voces y los sonidos”.
“Se manifiesta en forma discreta y sutil, como un runrún en el corazón de cada niño y cada joven. Así atrae y seduce a las almas que Él elige para abrazar el sacerdocio, la vida consagrada, los compromisos laicales y hasta infunde la fuerza y el entusiasmo para lanzarse a las lejanas misiones, donde todavía no lo conocen”, sostuvo.
Por último, el Cardenal Poli expresó su esperanza de que al leer este mensaje “te sientas comprometido a sumarte a los sentimientos de toda la Iglesia”.
“Ella engendra hijos en el bautismo, y como buena madre espera paciente la edad del discernimiento, para que iluminados con los dones del Espíritu Santo, descubran su lugar en la Iglesia y en el mundo a evangelizar”, concluyó.
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