Renovando el corazón con la piedad popular

Peripheria: Iglesia en salida

Pbro. José Marcos Castellón Pérez

El viejo barrio de Analco ha vivido una Semana Santa muy intensa, buscando rescatar las tradiciones que durante muchos años han dado identidad a la ciudad de Guadalajara y actualmente corren el riesgo de desaparecer. Se han promovido los altares de la Virgen de Dolores, con el famoso llanto de la Virgen ofreciendo agua fresca a quien lo visita; también se han organizado las procesiones con las imágenes de pasión que se veneran tanto en San José como en San Sebastián de Analco, y otras actividades religiosas y culturales, amén de los oficios litúrgicos y los actos piadosos propios de este tiempo.
Desde una perspectiva sociológica, la piedad popular, que se va transmitiendo de generación en generación gracias a la práctica casi ritual, es un importante factor de reconstrucción del tejido social, porque implica la interacción de personas y la participación de muchos actores. Hay interacción generacional, pues las personas, sobre todo mayores, que han mantenido vivas estas tradiciones, han podido ayudar con sus enseñanzas a las nuevas generaciones que hoy se han mostrado muy interesadas. Las actividades realizadas han generado, a su vez, una mayor convivencia entre vecinos e incluso la acogida a personas que visitaron el barrio. Sobre todo, ha generado expectativas de futuro y el deseo de crear formas de organización más efectivas y participativas. La piedad popular, por otra parte, es generadora de cultura, de una forma de ver el mundo, pero que debe ser purificada y plenificada por el Evangelio.
Desde la perspectiva pastoral, la piedad popular es el precioso tesoro de la Iglesia de América Latina, expresión sencilla y afectiva del amor a Jesucristo, a la Virgen María y a los santos de parte del Pueblo de Dios, que en medio de su sencillez expresa su sed de Dios y el sentido de trascendencia; además es una confesión pública de la fe en Dios que camina con su Pueblo, convirtiéndose así en un gesto evangelizador. Nos dice el Documento de Aparecida en el Nº 37: “la religiosidad popular… ha contribuido a hacernos más conscientes de nuestra común condición de hijos de Dios y de nuestra común dignidad ante sus ojos, no obstante las diferencias sociales, étnicas o de cualquier otro tipo”.
Sin duda, la experiencia de piedad popular de la “Pasión de Analco” abona al proceso pastoral diocesano y al proyecto socio-pastoral que se ha implementado ahí, titulado: “Renovando el Corazón de Analco”, ya que tiene como objetivo específico la reconstrucción del tejido social, una de las periferias existenciales prioritarias del VI Plan Diocesano de Pastoral.

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