Redacción ArquiMedios
El pasado 15 mayo, al término de la primera reunión con los Obispos de Chile, con los que se reunió del 15 al 17 de mayo, el Papa Francisco les entregó un texto de diez páginas con duras críticas al mal manejo de los casos de abusos sexuales, y en el que advierte que la remoción de personas no es suficiente para solucionar el problema en la Iglesia local.
“Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto –y lo digo claramente- hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”, expresó el Papa en el texto que fue difundido por la prensa chilena.
Un problema que viene
desde la formación
En ese sentido, Francisco se detuvo en “tres situaciones que se desprenden” del informe “Misión especial” que elaboró Mons. Charles Scicluna luego de escuchar los testimonios que acusan a Mons. Juan Barros de encubrir los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima. Entre estos está la denuncia de “destrucción de documentos comprometedores”.
“La investigación demuestra –escribió el Papa– que existen graves defectos” en el modo de actuar ante las denuncias de abusos, no pocos “calificados muy superficialmente como inverosímiles” y otros que fueron “investigados solo a destiempo o incluso nunca investigados”, ocasionando escándalo en los denunciantes y en los que conocían los hechos.
Además, se detectaron “graves problemas” en la etapa de formación de muchos que después serían abusadores, con graves acusaciones “contra algunos Obispos o Superiores que habrían confiado dichas instituciones educativas (seminarios y noviciados) a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa”.
Acogidos en otras diócesis
Además, el informe recogió declaraciones sobre “presiones” contra quienes “debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales o incluso la destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos”.
Esto evidencia “una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro”, señala el informe.
“En el informe de la ‘Misión especial’ mis enviados han podido confirmar que algunos religiosos expulsados de su orden a causa de la inmoralidad de su conducta y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos atribuyéndolos a simple debilidad o falta moral, habrían sido acogidos en otras diócesis e incluso, en modo más que imprudente, se les habrían confiado cargos diocesanos o parroquiales que implican un contacto cotidiano y directo con menores de edad”, criticó el Papa.
Dejaron a Cristo de lado
Ante esto, Francisco dijo que “duele constatar” que en los últimos años de la Iglesia en Chile perdió fuerza la “inspiración profética” que pone a Cristo como centro, para dar lugar “a lo que podríamos denominar una transformación en su centro”.
“Dejó de mirar y señalar al Señor para mirarse y ocuparse de sí misma. Concentró en sí la atención y perdió la memoria de su origen y misión. Se ensimismó de tal forma que las consecuencias de todo este proceso tuvieron un precio muy elevado: su pecado se volvió el centro de atención”.
“La dolorosa y vergonzosa constatación de abusos sexuales a menores, de abusos de poder y de conciencia por parte de ministros de la Iglesia, así como la forma en que estas situaciones han sido abordadas, deja en evidencia este ‘cambio de centro eclesial’”, expresó.
El Pontífice exhortó a los Obispos a cuidarse “de la tentación” de querer salvar la reputación y confesar comunitariamente la debilidad para así “encontrar juntos respuesta humildes, concretas y en comunión con todo el Pueblo de Dios”.
“La gravedad de los sucesos no nos permite volvernos expertos cazadores de ‘chivos expiatorios’. Todo esto nos exige seriedad y corresponsabilidad para asumir los problemas como síntomas de un todo eclesial que somos invitados a analizar y también nos pide buscar todas las mediaciones necesarias para que nunca más vuelvan a perpetuarse”, señaló.
“Sólo podemos lograrlo –afirmó– si lo asumimos como un problema de todos y no como el problema que viven algunos”.
Poner la misericordia en el centro
Finalmente, Francisco alentó a “encontrar en las heridas de nuestro pueblo los signos de la Resurrección” y pasar de “ser una Iglesia centrada en sí, abatida y desolada por sus pecados, a una Iglesia servidora de tantos abatidos que conviven a nuestro lado”, capaz de poner en el centro “el servicio a su Señor en el hambriento, en el preso, en el sediento, en el desalojado, en el desnudo, enfermo, en el abusado”.
Los Obispos chilenos estuvieron en Roma del 15 al 17 de mayo y sostuvieron cuatro encuentros con el Pontífice. Este viernes 18 dieron a conocer una declaración en la que los 34 prelados pusieron sus cargos en las manos del Papa Francisco “para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros”.
Los obispos de Chile pusieron
sus cargos a disposición del Papa
Los 34 obispos que se encontraron con el Papa Francisco del 15 al 17 de mayo en el Vaticano para tratar los casos de abusos sexuales, informaron en una declaración que pusieron sus cargos “en las manos del Santo Padre”.
En concreto, se profundizó en el informe elaborado por Mons. Charles Scicluna, luego de escuchar los testimonios que acusan a Mons. Barros, Obispo de Osorno, de haber encubierto los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.
Al concluir los encuentros, el Papa les entregó a los Obispos una carta en la que les agradeció su disponibilidad para “colaborar en todos aquellos cambios y resoluciones que tendremos que implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial”.
Los prelados agradecieron al Papa “por su escucha de padre y su corrección fraterna. Pero especialmente, queremos pedir perdón por el dolor causado a las víctimas, al Papa, al Pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”.
“Gracias a las víctimas, por su perseverancia y su valentía, a pesar de las enormes dificultades personales, espirituales, sociales y familiares que han debido afrontar, tantas veces en medio de la incomprensión y los ataques de la propia comunidad eclesial. Una vez más imploramos su perdón y su ayuda para seguir avanzando en el camino de la curación y cicatrización de las heridas”, refirieron.
Para escuchar
y acoger a
las víctimas
Durante el pasado mes de abril, la oficina de Prensa de la Santa Sede anunció que a partir del día 27 el Santo Padre sostendría encuentros personales con las víctimas de abusos cometidos en Chile.
El Vaticano precisó además que “no está previsto emitir ningún comunicado oficial sobre el contenido de los mismos, por expreso deseo del Papa”.
La prioridad del Santo Padre, señaló la Oficina de Prensa, es “escuchar a las víctimas, pedirles perdón y respetar la confidencialidad de estos coloquios”.
“En este clima de confianza y de reparación del sufrimiento, la voluntad del Papa Francisco es dejar que los invitados hablen todo el tiempo que sea necesario, de manera que no hay horarios fijos ni contenidos preestablecidos”, explicó la Santa Sede.
El antecedente
En marzo de 2014 el Papa Francisco instituyó la Pontificia Comisión para la tutela de Menores, como se había anunciado en diciembre de 2013 y nombró a sus ocho primeros miembros, entre los cuales está Marie Collins, una madre de familia irlandesa que fue víctima de abusos en la década de los sesenta.
Sobre la institución de esta Pontificia Comisión, el vocero del Vaticano, en esa época, P. Federico Lombardi, recordó las palabras del Beato Papa Juan Pablo II, que en abril del año 2002 dijo a los Obispos de Estados Unidos que “la gente necesita saber que no hay lugar en el sacerdocio ni en la vida religiosa para los que hieren a los menores… Tanto dolor y tanta pena deben generar sacerdotes más santos, un Episcopado más santo y una Iglesia más santa”.
El sacerdote también rememoró lo dicho por el Sumo Pontífice Emérito, Benedicto XVI, a los Obispos de Irlanda en octubre de 2006: es necesario “establecer la verdad de lo que ha sucedido en el pasado para tomar los pasos necesarios para prevenir que suceda de nuevo, para asegurar que los principios de la justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, que se proceda a la sanación de las víctimas y todos los afectados por estos crímenes escandalosos”.
El P. Lombardi dijo que esta Comisión ha sido creada por el Papa Francisco para continuar la obra de sus predecesores y luego de escuchar el parecer del Consejo de Cardenales. El sacerdote dijo además que el Santo Padre “ha dejado claro que la Iglesia debe proteger a los menores como una de sus más altas prioridades”.
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