Homilía Arzobispo de Yucatán – III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

HOMILÍA
III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS
Ciclo A
Is 8, 23 – 9, 3; 1 Cor 1, 10-13.17; Mt 4, 12-23.

“Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos” (Mt 4, 17).

In láake’ex ka t’aane’ex ich Maaya, kin tsikike’ex yéetel ki’imak óolal. Te’ domingoa’ k oksaj óoltik u T’aan Yuum Ku’. Kin ki’i óoltik catequistas tumen táan káajsik u kiínil Catequesis. U Ma’alob T’aan Yuumtsil bejla’e’ ku t’aako’on u láaklo’on u tial k’exik kuxtal yéetel ti’ u láak máako’obe’ utial tsay pachta’ak tumen u ajawil ka’ane’ dso’ok u náadsal.

Muy queridos hermanos y hermanas les saludo con afecto y les deseo todo bien en el Señor, en este tercer domingo del Tiempo Ordinario, en el cual celebramos por vez primera el “Domingo de la Palabra de Dios”, como nos lo pidió el Papa Francisco. Esta Jornada tiene la finalidad de fortalecer en todos los fieles la devoción y la lectura asidua de la Biblia.

El pasado 30 de septiembre se cumplieron 1600 años de la muerte de san Jerónimo, que fue el traductor de toda la Sagrada Escritura, de sus idiomas originales, hebreo y griego, al latín, que era la lengua que entendía todo el pueblo. Así la Biblia se puso en manos del pueblo sencillo. Con motivo de este aniversario, el Papa Francisco ese día publicó su Motu Proprio “Aperuit Illis”, nombre que se refiere a las palabras del Evangelio que dicen: “Les abrió el entendimiento para que comprendieran la Escritura” (Lc 24, 45).

Dice el Santo Padre en la Aperuit Illis: “Sin la Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en el mundo permanecen indescifrables. San Jerónimo escribió con verdad: La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo” (AI n. 1). Les recomiendo que busquen en internet este documento que les va a iluminar muchísimo sobre la importancia de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y en la vida de cada cristiano. También lo pueden encontrar en las librerías católicas.

El santo evangelio de hoy según san Mateo, nos presenta el inicio de la vida pública de Jesús cuando Juan el Bautista fue arrestado. Se trata de su misión pública, porque los treinta años que vivió en la privacidad de la vida familiar son también una gran misión que deja muchas enseñanzas, una buena nueva sobre el sentido y el valor de la vida en familia, es el Evangelio de la Familia.

Para este inicio, Jesús dejó su ciudad de Nazaret y se trasladó a Cafarnaúm, un pueblo de pescadores. San Mateo señala el cumplimiento de la profecía de Isaías, la misma que hoy aparece en la primera lectura y que dice: “Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció” (Is 8, 23 – 9, 1).

Recordemos que san Mateo continuamente afirma el cumplimiento de las profecías en Jesús, pues su evangelio lo escribió para cristianos venidos del judaísmo, que necesitaban la conexión con el Antiguo Testamento. También para nosotros es muy valioso descubrir este vínculo y reconocer cómo el Señor de la historia iba revelándose por medio de sus profetas, dándonos cuenta de que nuestra historia, personal, comunitaria o social, está en sus divinas manos.

Jesús inicia su ministerio haciendo un llamado a la conversión, es decir, al cambio de vida, y la razón para convertirse es que el Reino de lo cielos está cerca. Es Dios el que está cerca, mucho más de lo que la gente se imaginaba. Era Dios en persona, encarnado, de carne y hueso, quien se hacía presente y les hablaba. Si Él está cerca, es el momento oportuno para cambiar de rumbo en la vida; si está cerca es el momento para acogernos a su misericordia pidiendo su perdón, confiando en que su amor nos hace siempre posible el recomenzar nuestra historia. Quizá la gente nos tenga etiquetados o encasillados; puede ser incluso que nos tengamos encasillados a nosotros mismos; pero Dios sabe que podemos cambiar y nos da la oportunidad de hacerlo con su amor misericordioso. Con Dios siempre podremos renovarnos una y otra vez.

Además del llamado general a toda la gente para que se convierta, llama a cuatro hombres a seguirlo, dos parejas de hermanos dedicados a la pesca, que son Simón, quien luego será llamado Pedro, junto con su hermanito Andrés, y Santiago junto con su hermanito Juan. En Yucatán siempre se llama hermanito al hermano menor, no importa cuantos años tenga. Si estos cuatro hermanos ya eran discípulos de Juan el Bautista, se podría pensar que ya no necesitaban convertirse, pero la conversión siempre es necesaria para todos, durante toda la vida. Ésta debe de ser permanente, tal como lo hacen los “Doble A” (Alcohólicos Anónimos), que día con día renuevan su compromiso.

La vocación de seguir a Jesús es verdaderamente una conversión, un tremendo cambio de vida. Imagínense a estos cuatro hombres quienes dejaron sus redes y sus barcas, todo lo que poseían, dejaron a su familia, a todos sus seres queridos y a su pueblo para ir en pos de Jesús. ¿Qué había en la mirada y en la voz de aquel carpintero de Nazaret, que convencía y que llegaba al corazón de quien lo escuchaba?, porque aún faltaba mucho para que supieran que Dios en persona los estaba llamando.

Claro que este llamado no lo hizo Jesús a cualquiera, sino que pudo mirar en el corazón de cada uno de ellos la capacidad de renunciar a lo que tenían para seguirlo dejándolo todo. Son las primeras vocaciones en la vida de la Iglesia naciente. La Iglesia nacerá primero con los doce y con los setenta y dos discípulos, aunque surgirá en forma definitiva hasta el día de Pentecostés. Desde entonces, cuántos millones de hombres y mujeres hemos escuchado este llamado a la conversión vocacional, para dejar todo proyecto e ir en pos de Jesús.

La invitación de Jesús fue ésta: “Síganme y los haré pescadores de hombres” (Mt 4, 19). Tal vez por esto Jesús escogió un pueblo de pescadores, para tomar la alegoría de la pesca, donde incluso también hubo una pesca milagrosa. ¿Qué mayor milagro hay, que el hecho de toda aquella gente que allí se convirtió, y que el signo de estos primeros cuatro apóstoles que allí escucharon el llamado, dando su sí valiente y generoso? En Yucatán hay varios pueblos de pescadores: ojalá que en cada uno de ellos, así como en todo Yucatán, se puedan pescar muchos hombres y mujeres para el Señor, y sean muchos los llamados que acepten servir al Señor como pescadores de hombres.

Si el profeta Isaías anunciaba una gran luz para el pueblo que caminaba en tinieblas, el Salmo 26 personaliza esa luz como una bendición para quien la recibe, por eso aclamamos en forma responsorial: “El Señor es mi luz y mi salvación”. Esa luz nos hace dominar todo temor y tener fortaleza para enfrentar la vida tal como se nos presenta. Quien se deja iluminar por Cristo vivirá más tranquilo y seguro.

En la segunda lectura, que es continuación de la Primera Carta a los Corintios, san Pablo llama la atención a los miembros de aquella comunidad porque se han dividido; unos han tomado partido por Pablo, otros por Apolo, otros por Pedro y otros por Cristo. Nuestro único partido debe ser de todos por Cristo y en Él tener nuestra unidad. Actualmente hay algunos católicos que han tomado partido por el Papa emérito Benedicto, para defender algunas ideas contra el Papa Francisco. El Papa emérito continúa dando ejemplo con su silencio respetuoso, pero lamentablemente algunos han manipulado su imagen en favor de sus posturas. Recordemos que no hay más que una cabeza visible de la Iglesia y ese es el Papa Francisco, único Vicario de Cristo en la tierra.

También hay comunidades que se dividen entre el párroco y el vicario, o entre el párroco anterior y el actual. Ojalá que superemos todas esas situaciones y optemos todos con madurez cristiana únicamente por Cristo. Vivamos nuestro respeto junto con nuestra obediencia al párroco actual, como un servicio de amor a la unidad y a la comunión en la comunidad.

Un saludo muy cariñoso para todos nuestros catequistas, en su mayoría mujeres, ya que estamos iniciando la Semana de la Catequesis. A ustedes se refiere el Papa Francisco en el Motu Proprio Aperuit Illis con estas palabras: “Es bueno que también los catequistas, por el ministerio que realizan de ayudar a crecer en la fe, sientan la urgencia de renovarse a través de la familiaridad y el estudio de la Sagrada Escritura, para favorecer un verdadero diálogo entre quienes los escuchan y la Palabra de Dios” (AI n. 5).

Que tengan todos una feliz semana. ¡Sea alabado Jesucristo!

+ Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán

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