“En este Día Mundial de la Paz, la Iglesia Católica de los Estados Unidos se une al Santo Padre Francisco y a la Iglesia en el mundo para orar por la paz. Oramos por la paz en nuestros corazones y por la paz en el mundo. Pedimos a Dios por la conversión de cada corazón que tiene odio y para que nos conceda la valentía para vencer el mal con el bien, y responder al odio con amor”, indicó el Prelado de origen mexicano en una declaración por la Jornada Mundial de la Paz 2020 que se celebra hoy.
“En esta temporada santa, los cristianos celebran el nacimiento de Jesucristo, el Dios vivo que viene a vivir entre nosotros como el Príncipe de Paz, para traernos la paz a nuestros corazones y paz en la tierra. Sin embargo, somos siempre conscientes de que nuestro mundo y nuestra vida están muy lejos de estar en paz”, lamentó el Arzobispo.
“Muchos de nuestros hermanos y hermanas están viviendo en países destruidos por guerras e injusticias, y terrorismo y persecución. Muchos sufren violencia debido al racismo, a la religión, la ideología o por su nacionalidad. Muchos de nuestros hermanos y hermanas, y hasta niños y niñas, son comprados y vendidos y viven en esclavitud; millones en nuestro mundo no tienen un lugar al cual pueden llamar hogar, debido a su pobreza e inestabilidad”.
Mons. Gomez indicó que “en nuestros vecindarios y comunidades, la violencia y la crueldad son una triste realidad de la vida cotidiana. También bebés, cada día en nuestro país son asesinados en el vientre de su madre, y muchos de nuestros vecinos no tienen lo que necesitan para llevar una vida digna. Nuestros políticos y el discurso cultural muchas veces están marcados por el enojo y un desprecio despiadado e implacable por los demás”.
“En esta temporada notamos con una tristeza particular los ataques violentos contra las personas de fe. Para mencionar solo unos pocos incidentes: unos fieles en una iglesia de Texas fueron asaltados por un hombre armado; en Nueva York, un hombre atacó enfurecidamente a puñaladas a los fieles durante una celebración de Hanukkah en la casa de un rabino. Cristianos en Nigeria fueron decapitados y sus asesinos compartieron la atrocidad que cometieron en un video que circuló por todo el mundo”, continuó.
Ante esta realidad, dijo el Arzobispo de Los Ángeles, “necesitamos afirmar que la violencia en el nombre de Dios es una blasfemia. El aumento de la violencia antisemita en este país y en todo el mundo debe ser condenado, así como la constante persecución de los cristianos. Proteger la libertad religiosa y la libertad de conciencia debe estar entre las más altas prioridades de todo gobierno”.
Mons. Gomez resaltó además que “Jesucristo llegó como un bebé en la Navidad, para mostrarnos que cada persona es un hijo de Dios, hecho a su imagen. Él vino a mostrarnos que toda la humanidad es una familia, que todos somos hermanos y hermanas, sin importar dónde nacimos, el color de nuestra piel, o el idioma que hablamos”.
“Jesús sufrió y murió para mostrarnos lo precioso que somos cada uno de nosotros ante los ojos de Dios, y Él nos llama a amarnos unos a otros, así como Él nos ama, sin excepciones”, destacó.
El Prelado señaló asimismo que “la paz es un regalo de Dios, y que la paz comienza cuando reconocemos Su presencia en cada persona, cuando lo amamos y le servimos en los pobres e indefensos, en los enfermos, en los refugiados, en los inmigrantes, y en los prisioneros; en cada persona a quien nuestra sociedad o la economía no le puede encontrar un lugar”.
Finalmente, el presidente de la USCCB alentó a que en este año nuevo 2020 “nos confiemos nosotros mismos y a nuestra nación a la Santísima Virgen María, Madre de Dios. Le pedimos que interceda por nosotros y que nos ayude a caminar por el camino de la paz”.
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