Mons. Demetrio Fernández dijo en su carta semanal por inicio de la Cuaresma que este es un “tiempo de preparación para la Pascua”, un “tiempo de desierto, de más oración, de ayuno y de limosna” pero también “de gracia y de perdón, tiempo de misericordia”.
En ese sentido, señaló que en el primer domingo de Cuaresma se presenta el relato del pecado original, y el Prelado asegura que “Dios ha creado al hombre libre y en el origen hay por parte del hombre una respuesta negativa, el pecado”.
Por eso “cuando en el camino de la vida cristiana hacia la santidad queremos seguir a Jesús, hay veces que nos cuesta y palpamos que es superior a nuestras fuerzas, no podemos. Entramos entonces en la dinámica de la tentación, de la prueba”.
Sin embargo, recordó que “la gracia de Cristo es superior a esas debilidades y por eso tenemos que orar sin desfallecer”, ya que “por la oración entramos en la órbita de Dios y percibimos por la fe cuál es nuestro destino, cuáles son los medios de santificación y, como pobres e indigentes, le pedimos a Dios su gracia”.
“La victoria viene después de la lucha y refuerza nuestras virtudes, aportándonos un organismo sano, sanado por la gracia de Cristo”, aseguró.
Según precisó el Obispo de Córdoba “en Cuaresma todo esto se activa especialmente”, es decir, “conocer cuáles son nuestras debilidades. Por otro, experimentar una vez más la gracia de Dios, que viene en nuestro auxilio”.
Mons. Fernández anima a no asustarnos de las pruebas porque de ellas “Dios quiere sacar mayores bienes para nosotros. Quiere hacernos conocer nuestras fortalezas y debilidades, quiere auxiliarnos con su gracia. Jesús ante las tentaciones salió victorioso, porque luchó ayudado de la fuerza del Espíritu Santo, y venció al demonio apoyado en la palabra de Dios”.
“La Cuaresma es tiempo de gracia y de penitencia. Hemos pecado, lo reconocemos. Por eso, acudimos a la misericordia de Dios, para nosotros y para los demás. Pedimos por los pecadores, entre los cuales estamos cada uno de nosotros, para que mirando a Cristo crucificado entendamos el amor de Dios, que es rico en misericordia”, subrayó.
Puede leer la carta íntegra AQUÍ.
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