Durante los años del Concilio Vaticano II, formó parte del equipo de peritos asesores de los obispos chilenos. En Chile, se desempeñó por largos años en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, y llegó a ser decano de la misma. Con posterioridad al golpe de estado de 1973, y a solicitud de las autoridades militares que mantuvieron intervenida la universidad, Monseñor Medina se desempeñó como pro-Gran Canciller, habida cuenta de la imposibilidad de ejercer en plenitud su cargo el Gran Canciller, Cardenal Raúl Silva Henríquez, dadas las desavenencias entre éste y las autoridades militares de la universidad. Monseñor Medina se mantuvo en ese cargo hasta 1983, cuando asumió sus funciones a cabalidad el nuevo Gran Canciller, el arzobispo Juan Francisco Fresno. A lo largo de su vida, Monseñor Medina se ha caracterizado por su toma de posición frontal y controvertida en algunos temas contingentes, particularmente en lo concerniente a la moral sexual, y ha mantenido personalmente polémicas incluso con distintos gobiernos sobre estos temas, así como con diversos sectores de la opinión pública.
En 1984, el papa Juan Pablo II lo eligió para desempeñarse como obispo auxiliar en Rancagua diócesis de la que llegó a ser obispo en 1986. En 1992, participó como secretario de la IV Asamblea General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Santo Domingo. En 1993, fue nombrado obispo de Valparaíso.
En 1996 fue nombrado Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en el Vaticano, por lo que debió renunciar a la diócesis de Valparaíso. El 21 de febrero de 1998 fue creado cardenal diácono por el papa Juan Pablo II. Además, formó parte de las congregaciones para el Clero, para los Obispos, y para la Doctrina de la Fe, y de los consejos pontificios para la Familia y para los Textos Legislativos, así como de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” para el diálogo con los tradicionalistas, particularmente la Hermandad Sacerdotal son Pío X (lefevristas). También fue miembro de la Comisión Teológica Internacional y de la comisión encargada de elaborar el borrador del Catecismo de la Iglesia Católica. El cardenal Medina gozó de la confianza de Juan Pablo II, tuvo oportunidad de darle retiros espirituales y, cuando al cumplir 75 años debió presentar su renuncia a su cargo de Prefecto, Juan Pablo II lo confirmó en el mismo.
En 2005, debido a su condición de cardenal protodiácono, le cupo a Monseñor Medina anunciar al mundo el nombre del nuevo papa elegido en el cónclave celebrado tras la muerte del papa Juan Pablo II. Así pues, Monseñor Medina dio a conocer el nombre del papa Ratzinger, Benedicto XVI, y más tarde, en la misa de entronización del nuevo papa, al mismo cardenal Medina le correspondió imponer el palio y el anillo del pescador al Sumo Pontífice.
Ha sido autor de numerosos textos de distinta índole, teológicos, pastorales, de espiritualidad y de derecho canónico. Algunos de ellos han sido traducidos a distintos idiomas. Entre los títulos que se pueden mencionar figuran Este es el Sacramento de la Fe. La Fe y la Eucaristía en la Iglesia Católica; La esperanza cristiana de la Resurrección; La vida eterna, y Anotaciones de metafísica. Estudios sobre Aristóteles y Tomás de Aquino. Ha sido nombrado doctor honoris causa en las universidades de Notre Dame y Católica de Chile.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
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