El verdadero cristiano no tiene miedo de ensuciarse las manos con los
pecadores, de arriesgar también su fama, porque tiene el corazón de Dios
que quiere que nadie se pierda. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía
de la misa de este 6 de noviembre por la mañana.
pecadores, de arriesgar también su fama, porque tiene el corazón de Dios
que quiere que nadie se pierda. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía
de la misa de este 6 de noviembre por la mañana.
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