Querida Lupita:
Crecí con un gran resentimiento contra mi madre. Ella, siendo soltera, me dio a luz porque quería tener un hijo, pero no me dio a un papá. En mis primeros años sentía horrible decir que mi padre era desconocido. Ella tuvo después dos parejas y nunca me llevé bien con ellos, ya que tomaban mucho alcohol. Prometí que nunca le haría esto a mis hijos, que iba a casarme bien con un hombre que me quisiera; pero mi esposo nos dejó. Hace dos semanas que se fue. Tenemos dos hijos que están sufriendo. Estoy devastada.
Alondra F.
QUERIDA ALONDRA:
¡Qué doloroso asistir al rompimiento de un hogar! Desconozco las razones por las que se fue tu esposo; pero, desde luego, no es el proyecto de Dios para ningún hogar.
Ahora partamos de tu realidad actual: él se ha ido, y debes enfrentar la vida. Actualmente hay muchas mujeres que, por diversos motivos, no cuentan con el apoyo de un esposo a su lado para llevar adelante a sus hijos. Para ti y para ellos hago las siguientes recomendaciones:
1) Recuerda que no estás sola, ¡tienes a tus hijos! Y es momento de tomar en serio la presencia de Dios en tu vida. Invita a Jesucristo a ser el hombre de casa. Inicia una relación con Jesús Resucitado. Recuerda al Maestro cuando dice: “Busca primero el Reino de Dios, y todo se te dará por añadidura” (Mt 6, 33).
2) Nunca hables mal del padre de tus hijos. Explícales con sencillez la verdad, anteponiendo la necesidad que tenemos de orar por él: tu padre se ha ido porque tiene una adicción; porque su corazón no ha aceptado a Dios y se comporta de modo egoísta; porque no ha tomado la responsabilidad de ser proveedor; porque no puede controlar su carácter y es violento… oremos por él para que Cristo reine en su vida, y quiero recordarte todas las cosas buenas que sí tiene… Menciona las cosas que admiras de él, a pesar de la razón por la que partió.
3) Deberás trabajar y tendrás que organizar muy bien tus prioridades para dar tiempo diariamente a tus hijos. Al menos unos minutos de conversación y alegre convivencia. Delega responsabilidades del hogar entre todos.
4) Conságrate y consagra a tus hijos a los Corazones de Jesús y de María.
5) Fórmate en tu Fe, acudiendo a clases de Biblia o a algún Grupo de Oración.
6) Participen juntos de un apostolado.
7) Provoca la convivencia de tus hijos con familias católicas en donde papá y mamá son verdadero ejemplo de amor para sus hijos; habla con los padres y explícales que necesitas que tus hijos puedan ver el modelo de familia que Dios quiere.
8) Procura tu superación personal, mejora tu presencia; tus hijos merecen lo mejor de ti. Y en este camino, es más probable una reconciliación. Acude a una Cruzada Matrimonial y a Cursos de Iglesia sobre Matrimonio. Puedes invitar a tu esposo, sin obsesionarte en que asista.
9) Vive en Gracia, huye del pecado. No busques una nueva pareja si estás casada válidamente con el Sacramento del Matrimonio. Si es lícito para ti iniciar una nueva relación, vive esta vez al modo que Dios manda. No entregues tu cuerpo hasta casarte y tener un buen proyecto de vida. Quien a Dios tiene, nada le falta.
A pesar de todo, repite, junto al Padre Pío: Bendita la crisis que te hizo crecer, la caída que te hizo mirar al Cielo, el problema que te hizo buscar a Dios.
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