El corazón del cristiano es magnánimo porque es hijo de un Padre que
tiene un ánimo grande y que abre sus brazos para acoger con generosidad a
todos. Son los conceptos que expresó el Papa Francisco en su homilía de
este 28 de enero en Casa Santa Martha, en la memoria litúrgica de Santo
Tomás de Aquino y ante la presencia de diversos sacerdotes que
festejaron con el Pontífice sus 50 años de ordenación.
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