Eucaristía de inicio de Ministerio Episcopal
Una bienvenida, con calidez humana al nuevo Obispo de Autlán
Con alegría, entusiasmo y Fe, fue recibido el VI Obispo de la Diócesis de Autlán, Jalisco, Monseñor Rafael Sandoval Sandoval, el jueves 21 de enero en el Seminario Mayor “Santa María de Guadalupe”.
Rebeca Ortega Camacho
El 25 de junio de 2015, el Papa Francisco aceptó la renuncia de Monseñor Gonzalo Galván Castillo, quinto Obispo de la Diócesis de Autlán; cargo que desempeñaba desde 2004. Al mismo tiempo, el Santo Padre designó temporalmente como Administrador Apostólico a Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, Arzobispo Emérito de León.
La Sede no quedó mucho tiempo sin sucesor. El lunes 23 de noviembre del año próximo pasado, Su Santidad nombró a Monseñor Rafael Sandoval Sandoval, hasta entonces Obispo de La Tarahumara, en Chihuahua.
A partir del conocimiento de la noticia, Sacerdotes, Seminaristas, Religiosas, Religiosos y los Laicos en general, comenzaron los preparativos para recibir al nuevo Pastor Diocesano.
Desde la entrada de la Ciudad se vislumbraban mantas y carteles de “Bienvenido”, que fueron colocadas también por todo el Centro de esta Cabecera Municipal, ubicada en la Región Costa Sur del Estado de Jalisco. El jueves 21 de enero, el Obispo Electo, Rafael Sandoval, recorrió parte de su nueva Diócesis.
Además, fue recibido por Autoridades Municipales: el Alcalde Fabricio Corona Vizcarra le dio la bienvenida y señaló que “puede contar con la voluntad del Gobierno”. Acto seguido, le hizo entrega de las simbólicas Llaves de la Ciudad como signo de paz y fraternidad entre el Gobierno y la Iglesia.
El Prelado agradeció el gesto del Primer Edil, y destacó que estar en esta Ciudad de Autlán es un gran cambio al venir desde la Sierra Tarahumara; pero dijo sentirse bien recibido por gente que es buena, humilde y sencilla.
DESTACADA PRESENCIA DE OBISPOS Y SACERDOTES
Los cohetes anunciaron el arribo de Monseñor Sandoval al Seminario Diocesano, lugar designado para realizar la Eucaristía de recepción y posesión de su nueva Diócesis. La Misa fue presidida por el Nuncio Apostólico, el Arzobispo francés Christophe Pierre, acompañado por el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara (oriundo de esa Diócesis), y por Monseñor José Guadalupe Martín Rábago.
También concelebraron varios Obispos de Diócesis pertenecientes a la Provincia Eclesiástica de Guadalajara: Braulio Rafael León Villegas, de Ciudad Guzmán; Felipe Salazar Villagrana, de San Juan de los Lagos; Fray José de Jesús González Hernández, de la Prelatura del Nayar; Luis Artemio Flores Calzada, de Tepic; Marcelino Hernández Rodríguez, de Colima. Además, los Obispos Jonás Guerrero Corona, de Culiacán, y Francisco Javier Chavolla Ramos, de Toluca; ambos originarios de la Diócesis de Autlán; el Arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, y los Obispos Armando Antonio Ortiz Aguirre, de Ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán; Guillermo Francisco Escobar Galicia, de Teotihuacán; Cristóbal Ascencio García, de Apatzingán; Jesús José Herrera Quiñones, de Nuevo Casas Grandes, y Javier Navarro Rodríguez, de Zamora, así como más de 150 Sacerdotes, entre Diocesanos y Religiosos.
La Vida Consagrada también participó de tan esperada Celebración; el Seminario fue abarrotado por cientos de feligreses, entre ellos, familiares y amigos de Don Rafael, provenientes de diferentes partes del país: Chihuahua, Michoacán, Aguascalientes y Nuevo León. Asimismo, se contó con la presencia de 16 Alcaldes de la Región y un representante del Gobernador del Estado de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz.
SOLEMNE CELEBRACIÓN
Después de comenzada la Eucaristía al mediodía, el Arzobispo Martín Rábago fue el encargado de dirigir unas palabras de bienvenida al Obispo Rafael:
“Tu llegada a esta Diócesis se inicia con una Acción de Gracias, una Eucaristía, bendición al Padre de las bondades, que ha querido regalar un Obispo para esta Comunidad. Y, con tu entrada, percibimos un renacimiento en sentimientos de Esperanza y de Resurrección.
“Monseñor Rafael, habrás visto, en este primer encuentro con la Diócesis, que el Señor te ha designado un ambiente festivo, a nuestra manera, hasta con cohetes. Habrás leído, en la mirada de todos los que te reciben, la convicción de que ha terminado el tiempo de la orfandad. Desde el día que se publicó la renuncia de Monseñor Gonzalo Galván, se comenzó a orar por el nuevo Obispo, que el Espíritu, por la mediación del Papa, designaría a apacentar esta Iglesia particular. Con tu nombramiento, la interrogante se ha despejado; esa ausencia se ha hecho presencia; eras tú por quien orábamos; aunque nosotros no lo sabíamos, el Señor sí. Eres tú el que estaba en el Proyecto de Dios; lo reconocemos desde la Fe y te decimos: ‘Bienvenido, Padre y Pastor’.
“El Obispo es visto como la presencia de Cristo que visita a su Pueblo. Esta Diócesis de Autlán ha tenido cinco Obispos, cada uno con su estilo peculiar; cada uno ha dejado las huellas a su paso; cada uno con sus proyectos, sus ilusiones; cada uno ha hecho suyos los gozos y los sufrimientos de esta Iglesia, con la cual se ha desposado místicamente. A esta nueva Diócesis, tal vez llegas cargado de muchos programas y de no pocas interrogantes y preocupaciones. Que tu preocupación central sea que, a través de tu ministerio, tu persona sea percibida como Rostro de Cristo.
“Que tus preocupaciones sean las mismas de tu Pueblo, que son muchas, y entre ellas cómo lograr crear un clima de paz y de convivencia fraterna, que sepa respetar la dignidad humana, tan gravemente lastimada por los señores de la muerte. Es la hora de emprender la marcha. En el Nombre del Señor, echa las redes y rema mar adentro. Que haya paz en tu corazón, y bienvenido seas en el Nombre del Señor”, concluyó el Arzobispo Emérito.
Después, el nuevo Obispo se arrodilló y proclamó la Profesión de Fe y el Juramento de Fidelidad. Se leyeron la “Letras Apostólicas”, con las que el Papa Francisco designó a Monseñor Rafael Sandoval como Ordinario de esta Diócesis. Posteriormente, el Nuncio le entregó el báculo, signo del pastoreo que ejercerá en esta grey, y luego lo invitó a ocupar la Sede Episcopal.
Fueron momentos emotivos, que provocaron aplausos de los presentes. Los Presbíteros de la Diócesis, alrededor de 120, renovaron ante su Obispo las Promesas que hicieron el día de su Ordenación Sacerdotal.
Durante la homilía, el Arzobispo Pierre le expresó: “Querido Don Rafael, al tomar posesión de esta Iglesia particular en el contexto del Año Jubilar de la Misericordia, el Señor pide a cada uno de los fieles de su amada Diócesis de Autlán, renovar su misión de imitarlo en su entrega evangelizadora, en espíritu de pobreza, de donación y de humildad.
“Don Rafael está listo a asumir su Misión. Le agradecemos dejar su tierra; sabemos que amaba mucho la Sierra Tarahumara. Sé que hay motivos para llorar, pero también hay muchos motivos para alegrarse. También quiero agradecer al señor Martín Rábago por su servicio. Aparentemente, el Arzobispo Emérito estaba descansando; se quedó un poco asombrado de que el Papa lo llamara otra vez; me dice que es la cuarta vez que ha sido Administrador Apostólico de una Diócesis.
“Te encomendamos a Cristo para que te conduzca, te lleve y te ayude a ser el buen Pastor de su rebaño en la amada tierra de Autlán”, concluyó el Nuncio, dirigiéndose a Monseñor Sandoval.
RESUMEN DEL PRIMER MENSAJE PASTORAL DEL NUEVO OBISPO DE AUTLÁN
“Se anonadó a Sí mismo’, es el Lema Episcopal que ostentaba en la Diócesis de La Tarahumara, y que quiero seguir llevando aquí, de Filipenses 2, 7.
“Primeramente, gracias, hermanos de Tarahumara, por su paciencia. No les digo adiós, sino hasta luego. Esta Diócesis de Autlán será su Diócesis hermana, porque ustedes me enseñaron a ser Obispo. Quienes vienen de por allá, me traen para donarme. Ésa es la vida de un Misionero: salir siempre bajo la voz del Sígueme, que es la voz de Jesús que invita a desenraizarse de un lado, para enraizarse en otro.
“Saludo a mis hermanos Sacerdotes de Autlán, donde hay semillas de buena calidad, estoy seguro. Juntos vamos a seguir construyendo ese cenáculo del Presbiterio, donde Cristo y María ocupen el centro. Ustedes son el buen trigo, que puede más que la cizaña. Estoy con ustedes; mi presencia es la presencia de Dios que les dice: ‘Aquí estoy’. Por eso vale la pena dejar cuando Dios lo pide.
“Van a ver qué Presbiterio vamos a formar juntos, donde nadie se vaya por su lado. Dos actitudes, hermanos Presbíteros, son básicas: confianza total y disponibilidad.
“A las Religiosas de Vida Activa y Contemplativa, las abrazo con Esperanza. ¡Hay tanto qué hacer, y por lo tanto, mucho qué rezar! Unidas en Cristo con su nuevo Obispo, darán mucho fruto, porque las mujeres en la Iglesia y en los diferentes ambientes son esenciales, porque la ternura salvará al mundo.
“Sé que vengo a una Diócesis de gente sencilla y emprendedora. Quiero estar cerca de sus lágrimas y de sus gozos. Todo lo que tengo y lo que soy les pertenece a ustedes; cuento con ustedes y ustedes cuentan conmigo.
“Saludo a los Seminaristas. Sueño con un Seminario con personas de calidad humana y espiritual; con Formadores maduros en discernimiento, donde la pobreza sea signo y señal de auténtica renovación. Una Iglesia rica no es creíble, y que la castidad libre y probada sea la mejor defensa ante las interrogantes de quienes nos cuestionan. Con humildad les digo, Seminaristas: quien no vaya por este camino, pues busque otro camino.
“Agradezco la presencia de las Autoridades Civiles. Respetando las autonomías relativas, ofrezco mi aportación, señores del Gobierno, porque la Fe tiene una necesaria dimensión social y política. Rezo para que su responsabilidad política sea vivida como la forma más alta de Caridad, como dice el Papa Francisco, orientada hacia el bien común.
“A los Medios de Comunicación que buscan la verdad en el amor, no el chismecito, les aseguro que juntos comunicaremos que otro mundo más humano es posible. Estaré con ustedes siempre que me llamen. Yo no tengo toda la verdad, ni ustedes; juntos la buscaremos.
“Agradezco la presencia del señor Cardenal Francisco Robles, originario de estas tierras, y ahora mi Metropolitano; siempre le he sentido muy cercano, y espero que ahora más todavía.
“Don Guadalupe Martín Rábago, felicidades por el trabajo que hizo aquí. Ya me dejó las cosas facilitas, tan atinadamente que ha conducido las cosas como Administrador Apostólico de esta Diócesis.
“Hermanos de Autlán, aquí estoy para servirles, para gastar mi vida con ustedes y para llenar las páginas blancas que me queden; llenarlas desde mi pequeñez, como Dios quiere. Gracias a todos”, terminó Monseñor Rafael.
BREVE RESEÑA DE MONSEÑOR RAFAEL SANDOVAL SANDOVAL, RELIGIOSO MISIONERO DE LA NATIVIDAD DE MARÍA
Nació en Guáscuaro, Michoacán, el 10 de abril de 1947. Hijo de Rodolfo Sandoval Heredia y María Esther Sandoval Maciel. Es el tercero de una familia de 14 hermanos. Fue Ordenado Sacerdote en la Catedral de León, Guanajuato, el 2 de julio de 1974, por el Arzobispo italiano Pío Gaspari, Delegado Apostólico de la Santa Sede en México. Nombrado por el Papa Juan Pablo II como Obispo de La Tarahumara el 4 de enero de 2005. Fue Ordenado Obispo el 9 de marzo siguiente en Guachochi, Chihuahua. Nombrado Obispo de la Diócesis de Autlán por Su Santidad Francisco el 23 de noviembre de 2015, y tomó posesión el 21 de enero de 2016.
OBISPOS DE AUTLÁN
I. Monseñor Miguel González Ibarra (1918-1991)
II. Monseñor Everardo López Alcocer (1916-1968)
III. Monseñor Maclovio Vázquez Silos (1918-1990)
IV. Monseñor Lázaro Pérez Jiménez (1949-2009)
V. Monseñor Gonzalo Galván Castillo (1951-)
VI. Monseñor Rafael Sandoval Sandoval (1947).
GUARES DE MICHOACÁN
Trece mujeres, hermosamente vestidas con el traje típico de Michoacán, participaron de la Eucaristía. “Estamos muy felices; venimos a acompañar a nuestro Obispo, que es originario del pueblo de Guáscuaro.
“Vamos a cantarle y a bailar unas pirekuas. Durante la Misa, le ofreceremos, en nuestras peribanas, aguacates de Michoacán, y a la hora del baile, se le va a ofrecer un pan hecho en el Municipio de Tingüindín”, dijo Luz María González Heredia, prima segunda del Obispo.
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