Los burros se niegan a desaparecer

Jumentos en extinción

Los burros de Kentucky rebuznan en la Sierra de Amula

 

IMG-20170221-WA0020 EDITSalvador Y Maldonado Díaz

JUCHITLAN, JAL. Aunque sean pocos, los burros manaderos siguen cabalgando y rebuznando en el campo jalisciense.
Y es que, ante  un escenario de despoblación de los asnos en la ganadería mexicana, se observa un repunte de esta especie en la región jalisciense de la Sierra de Amula.  Esto es a raíz de un criadero de burros de Kentucky, cuyo propietario empezó como pasatiempo y que ahora se perfila como un negocio.
El emprendedor de este peculiar agronegocio es Sabás Danilo García Valencia, quien con optimismo afirmó que, en tres años de iniciado el criadero de estos animales, las cosas se le han dado muy bien, de tal manera que tiene gran demanda para la venta de las crías que van saliendo de un hato de diez hembras y  un semental. Su criadero lo maneja en el municipio de Juchitlán.
Este agronegocio, por cierto, retoma el proyecto de hace unos diez años que promovió la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco, y que se truncó al cambiarse a sus promotores  y morirse un afamado veterinario de Kentucky que está involucrado.
Detalló que la gran demanda que experimentan estos mamíferos de carga, es por su gran fortaleza física, pues les permite desempeñar labores en la transportación de mercancía y su facilidad para transitar lugares de muy difícil acceso, como las barrancas y las serranías, donde otros animales cuadrúpedos no pueden llegar, como tampoco las cuatrimotos ni otros vehículos.
Resaltó que el hecho de que un animal de esta raza pueda con un peso de 200 kilogramos, y su facilidad de ingresar a sitios de difícil acceso, los hace muy atractivos para diversas actividades en el campo.

Asunto lucrativo
Como negocio, las cosas pintan bien, si se considera que una cría adquiere un valor comercial de 30 mil pesos, y que las maquilas con yeguas o con burras fluctúan entre tres mil y cinco mil pesos. Así las cosas, la gran vitalidad de estos pollinos se convierte en opción de negocios.
Hizo mención de que la demanda para los jumentos se opera en una doble vertiente: la compra de sus crías, o bien para maquilar yeguas para  la obtención de mulas o machos; animales que también tienen gran fortaleza  y se requieren para las labores del campo.
Insistió en que la fortaleza de estos cuadrúpedos les viene desde su misma corpulencia, dado que miden 1.55 metros a la cruz, además de una presentación atractiva por la tonalidad de sus colores de piel, ya se sea en  tonos oscuros o claros.
Comentó que, para un óptimo rendimiento de estos especímenes, se requiere atenderlos debidamente en sus demandas de alimentación y cuidados sanitarios. Prácticamente, demandan los mismos cuidados de salud que los caballos, lo que supone la aplicación de sus vacunas (como las de tétano, influenza), además de sus prácticas de desparasitación.
También señaló que no hay dificultades para la importación de los animales, puesto que hay que cumplir con lo mismo que se hace para importar caballos.

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