J. Enrique R. Quintero
Luego de un inservible periodo de intercampañas en términos democráticos, donde lo más relevante fue el escándalo generado por el video viralizado de la “Nina Bien”, donde tanto el ITESO como MORENA se deslindaron de su elaboración, ahora pasamos al periodo de campaña que será a dos tiempos, la primera fase ya comenzó, y tanto los candidatos a legisladores federales como los contendientes a la presidencia y a la gubernatura, ya comenzaron con sus campañas. En un mes más (segunda fase) empezarán las campañas a candidatos a presidentes municipales.
Serán tres meses, donde después de un muy prolongado proceso pre-electoral, todos los aspirantes a puestos de elección popular tratarán de convencer a su electorado de que los ciudadanos voten por ellos y por sus fórmulas.
Lo deseable es que sean campañas austeras, donde las prácticas de la compra y coacción del voto sean erradicadas por completo, donde las autoridades electorales se comporten a la altura de la democracia que todos aspiramos crear, que los candidatos a puestos de elección popular centren sus apariciones públicas en explicar los “cómos” de sus planteamientos, que los debates entre contendientes realmente ayuden a contrastar las ideas en el marco de un espacio constructivo, que la ciudadanía exija a los partidos a elevar el nivel de la discusión pública, que el discernimiento del voto sea la forma como los votantes encaren este proceso electoral, que las encuestadoras no cedan ante las presiones de dar resultados amañados y que efectivamente contribuyan a que los ciudadanos tengan mejores elementos para tomar su decisión en torno a los puestos que deberán elegir, que los medios de comunicación generen información que contribuya al debate y que haga coberturas de las campañas en la mayor imparcialidad posible, que los poderes económicos y fácticos no pretendan influir en la decisión de los votantes a través del ejercicio de su poder; y que al final de la contienda los perdedores de los procesos acepten las derrotas y colaboren a que el proceso de entrega de la administración pública sea lo más civilizado posible; y que todo esto en su conjunto abone a mejorar la calidad de la democracia mexicana.
Todo lo anteriormente dicho está en la esfera de lo ideal, de lo que muchos especialistas señalan como el “deber ser” de un proceso electoral que surge y desemboca en una democracia sólida y robusta. Sin embargo la evidencia empírica en nuestro país expresa casi lo diametralmente opuesto, es decir, todo apunta a que tendremos campañas basadas en emociones sin contenido, en la descalificación de los adversarios, en la propagación de campañas negras a través de redes sociales, en campañas electorales marcadas por el derroche de recursos y en la pretensión de comprar y coaccionar el voto, con autoridades electorales incapaces de controlar a los actores políticos, con partidos que llevarán el debate público al nivel más bajo posible, con ciudadanos hartos de las campañas y con muy poco interés en lo que suceda en la vida pública, con poderes fácticos tratando de llevar el “agua a su molino”, con medios de comunicación centrados en dar a conocer información irrelevante y sin importancia, con elecciones con conflictos post electorales y elecciones judicializadas y todo esto dejando como saldo una democracia cada vez más dañada y precaria.
Desde mi punto de vista el actor clave para que suceda una u otra cosa son los ciudadanos, que tienen que convertirse en los verdaderos protagonistas de las campañas y que con sus exigencias de congruencia y soluciones concretas a los candidatos, son los que pueden marcar el derrotero de este proceso electoral; y entonces dejar en un segundo lugar a los partidos políticos y a sus candidatos. Nos acostumbramos a cederles el protagonismo de las elecciones a la clase política, pero no debería ser así, la decisión fundamental será la que los ciudadanos tomen cuando estén frente a las urnas y todo este proceso debería girar en torno a este imperativo, todo lo demás es accesorio.
Los derechos humanos y la simulación política (parte II)
Jorge Rocha
La semana pasada hablamos que la simulación de la clase política mexicana era uno de los factores que de manera determinante provocaban que a pesar de los recursos institucionales disponibles (leyes, organismos y presupuestos) destinados a la educación, promoción, defensa y vigencia de los derechos humanos; el país estaba experimentando una grave crisis de derechos humanos, asunto expresado por propios y extraños, por activistas, académicos y organizaciones internacionales.
Las campañas electorales para presidente de México y para gobernador de Jalisco acaban de comenzar y unos de los temas más álgidos de la agenda de campaña será la vigencia de los derechos humanos, sobre todo aquellos ligados a la seguridad ciudadana. Una de las claves para evitar que esta simulación continúe, será el análisis y la exigencia a los candidatos en varios aspectos, que enseguida planteo:
Primero, tendremos que revisar los “cómos” específicos de los planteamientos de los candidatos para efectivamente garantizar la vigencia de derechos, es decir, cómo lograrán que las mujeres tengan pleno acceso a sus derechos o cómo todas y todos los mexicanos contarán con el derecho a la salud; y en el caso de la inseguridad, verificar que las propuestas de solución sean efectivas y compatibles con el respeto de los derechos humanos. Por muchos años se instaló la idea de que defender derechos implicaba ser laxo en las tareas de seguridad, no es así, una adecuada y efectiva estrategia de seguridad, implica la vigencia de los derechos humanos.
Segundo, para evitar la simulación antes descrita, los gobiernos estatales y nacional deberán asumir, con todos sus alcances, las recomendaciones que por años han hecho los organismos internacionales de derechos humanos a nuestro país. Desde la década de los años noventa México ha sido objeto de múltiples señalamientos en esta materia y los gobiernos desde ese momento hasta ahora, se han resistido a acatar tales recomendaciones. Esta forma de proceder tiene que cambiar radicalmente y de una vez por todas se tienen que asumir de forma completa los compromisos derivados de estos señalamientos.
Tercero, los nuevos gobernantes deberán comprometerse a propiciar una auténtica autonomía de los organismos públicos de derechos humanos, que no en pocos casos, sólo han sido agencias de colocación de la clase política. Esto implica que estos espacios se ciudadanicen de manera radical y que efectivamente las comisiones estatales de derechos humanos se tomen en serio su tarea, y que un día sí y el otro también, exijan a las autoridades que respeten los derechos humanos de la población. Por lo que ha sucedido en los últimos días, parece que la actual Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco quiere transitar a esta forma de proceder.
Cuarto, el impulso a la creación de una cultura de derechos humanos y paz es fundamental para crear los cimientos de una sociedad donde efectivamente se respeten los derechos y se diriman los conflictos de forma pacífica, esto implica que saquemos el tema de los derechos humanos de la arena judicial y que lo coloquemos también en el espacio educativo y de los medios masivos de comunicación. Es fundamental que la educación básica tenga como uno de sus temas transversales a los derechos humanos y que en los medios masivos de comunicación se tengan como principio orientador la divulgación de los derechos humanos. La tan necesaria reconstrucción del tejido social, tiene como uno de sus soportes fundamentales la expansión de una cultura de los derechos humanos.
Cinco, desde hace décadas los defensores de los derechos humanos han señalado que una de las causas que generan que los derechos no se respeten en nuestro país es la impunidad. Mientras se cubra y no se castigue a las autoridades que violan los derechos humanos de las personas, se seguirá generando un incentivo muy perverso de permisividad en esta materia. El día que se acabe esta impunidad, los que pretendan violar derechos humanos se la pensarán dos veces.
Habrá que estar atentos a lo que candidatos a la presidencia y a la gubernatura propongan en esta materia.
Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com
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