Por Diana García
Recientemente el candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, sacó, durante un mitin político en Autlán, Jalisco, un «Detente», es decir, un sacramental con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la oración: «¡Detente, enemigo!, que el Corazón de Jesús está conmigo», y que también suele tener por el reverso alguna imagen de la Virgen y otros signos de la la fe católica.
El político dijo haber salido vencedor del segundo debate ante sus adversarios, quienes querían desestabilizarlo, pero que no lo lograron porque, «miren lo que me da la gente también, traigo a mi ‘Detente’». Entonces mostró el sacramental, causando en sus simpatizantes gritos, aplausos y risas. El político leyó a continuación, en voz alta, la oración, y dijo que le servía para alejar «las malas vibras» de sus adversarios.
Esto se trata de una falta de respeto hacia Cristo y su Iglesia. ¿Fue la primera vez?
UN RECUENTO
▶ El candidato Andrés Manuel López Obrador no es católico: dejó la Iglesia cuando era adolescente, ya que se adhirió a la secta protestante de los Adventistas del Séptimo Día.
▶ A pesar de su izquierdismo conserva un cierto vínculo sentimental con religiones no católicas del país, razón por la que el partido protestante Encuentro Social decidió darle su apoyo en la actual contienda.
▶ En 2004 usó estampitas de la Virgen de Guadalupe que tenían al reverso la foto del político.
▶ Durante la campaña presidencial de 2006 el candidato dijo que era católico, lo que evidentemente es falso.
▶ En 2006, habiendo sido derrotado, sus simpatizantes realizaron mítines políticos enarbolando una bandera con el dibujo de la Virgen de Guadalupe y la leyenda «voto por voto, casilla por casilla», que usaron al frente de la marcha para profanar la Catedral Metropolitana.
▶ En otra ocasión, mientras marchaban para llegar hasta la Basílica de Guadalupe, en el camino repartieron a la gente carteles con el dibujo de la Virgen del Tepeyac depositando un voto en las urnas a favor del
político izquierdista.
▶ En 2011, creó un partido cuyo nombre hace clara alusión a la Morenita del Tepeyac; por si hubiera dudas, en el video oficial partidista de la canción «Morena», dado a conocer en 2011, la letra dice: «Morena, Madre de la nación, protege la lucha mexicana, ¡cuida las urnas de la elección!», y ciertamente no hay ninguna otra Madre de la nación mexicana que la Virgen de Guadalupe; incluso en el minuto 2:39 de tal video se muestra un altar popular a la Guadalupana mientras el canto llama a «organizarse» para la lucha política.
▶ En este año, el citado candidato aplaudió en marzo de 2018 el video de la «niña bien», que lo apoya y que fue filmado profanando un templo católico.
▶ En abril de 2018, en su visita a la CEM, dijo a los obispos : «Sí soy católico, mi vida ha estado muy relacionada con la Iglesia católica, y hasta fui acólito», pero a fin de conseguir el voto corporativo «me gusta decir que soy cristiano», —queriendo decir con ello «protestante», ya que el protestantismo se ha querido robar el término «cristiano» desde hace algunos años—; mas, ya alejado de los obispos, declaró poco después: «Toda mi familia es católica, pero yo soy cristiano».
▶ En redes sociales hubo constancia de la difusión de volantes de la alianza de los partidos Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social (ES), a cargo de tres organizaciones protestantes involucradas con este último partido: Comunidad Cristiana de México, Iglesia Pentecostal, y la Confraternidad Nacional de Iglesia Evangélicas. En los panfletos se acusa a la Iglesia católica de ser parte de la «mafia del poder», y en seguida aparecen las acusaciones típicas del protestantismo contra la fe católica: que la Virgen de Guadalupe es un «cuento» para manipular y fanatizar a la gente. Pero cuando creyentes y no creyentes comenzaron a protestar contra esta expresión de intolerancia, el candidato y su equipo decidieron negar su participación en esto, incluso acusando a sus adversarios de ser los verdaderos autores.
A todo se agrega el uso indebido del Sagrado Corazón para alcanzar simpatías, pero al mismo tiempo se le da un trato degradante a las cosas sagradas al hablar del «Detente» como de un amuleto, de un objeto mágico, capaz de mantener alejadas «las malas vibras», un concepto New Age que no tiene lugar en el pensamiento cristiano auténtico.
Cada mexicano, político o no, tiene derecho a profesar la religión que quiera, e incluso inventarse la suya propia, y a que no se le moleste por vivir cada momento de su existencia de acuerdo con esa fe que profesa; pero cosa muy distinta es usar las cuestiones religiosas con el deliberado fin de comprar votos; y peor aún es engañar al pueblo fingiendo ser de una religión que en la realidad no se profesa. En términos cristianos eso se llama pecado.
TEMA DE LA SEMANA: TODO UN MES PARA CONSAGRAR A MÉXICO AL CORAZÓN DE JESÚS
Publicado en la edición impresa de El Observador 3 de junio de 2018 No. 1195
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