El examen de conciencia, aseguró el Papa, permite “conocer qué es lo que sucede en el corazón. Si no lo hacemos, si no sabemos qué ocurre en nuestro corazón, y esto no lo digo yo, lo dice la Biblia, seremos como animales que no comprenden nada y que sólo avanzan por instinto. Pero no somos animales, somos hijos de Dios, bautizados con el don del Espíritu Santo. Por ello es importante comprender qué sucede hoy en mi corazón”.
El Santo Padre explicó que “hay dos espíritus, dos modos de pensar, de sentir, de actuar: aquel que me lleva al Espíritu de Dios, y el que me lleva al espíritu del mundo”.
“Esto sucede en nuestra vida: todos nosotros tenemos estos dos ‘espíritus’, digámoslo así. El Espíritu de Dios, que nos lleva a las buenas obras, a la caridad, a la fraternidad, a adorar a Dios, a conocer a Jesús, a hacer muchas buenas obras de caridad, a rezar”.
Y, por otro lado, “el espíritu del mundo, que nos lleva a la vanidad, al orgullo, a la suficiencia, a las murmuraciones”.
“Nuestro corazón, decía un santo, es como un campo de batalla, un campo de guerra donde luchan estos dos espíritus”. Por lo tanto, “en la vida cristiana se debe combatir para dejar espacio al Espíritu de Dios, echar al espíritu de lo mundano”.
“Es muy sencillo: tenemos este gran regalo, que es el Espíritu de Dios, pero somos frágiles, somos pecadores y tenemos también la tentación del espíritu del mundo. En este combate espiritual, en esta guerra del espíritu es necesario ser vencedores como Jesús”, subrayó.
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