Con un llamado a hacer “digna y limpia la vida política e incluso santa”, el Nuncio Apostólico en México, Monseñor Franco Coppola, celebró Misa en la Basílica de Guadalupe este 1 de enero, en el marco de la Jornada Mundial de la Paz y día de la solemnidad de la Virgen María, Madre de Dios.
Monseñor Coppola, quien es el representante de la Santa Sede en México, hizo eco de las reflexiones de Año Nuevo del Papa y habló en su Homilía sobre el papel de la política en la construcción de la paz, afirmó que ésta se debe vivir como un servicio en beneficio de todos para construir un futuro digno y justo, de modo que puede ser considerada como “una forma eminente de caridad”, al buscar el bienestar de la familia humana.
También enumeró algunas virtudes que se deben tener en la política, como son la justicia, la honestidad y la fidelidad; e hizo referencias a las “bienaventuranzas del político”, una serie de propuestas del fallecido cardenal vietnamita François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận donde resalta el valor de los políticos que construyen el bien común.
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En su Homilía, el Nuncio comparó a la política con una flor que puede existir entre las piedras de la violencia y la corrupción, y que puede ser usada como instrumento de destrucción y opresión. Además, hizo referencia a los vicios en que pueden caer los políticos, como perpetuarse en el poder, el desprecio de quienes se ven obligados a ir al exilio o el incumplimiento de las normas.
“Cuando la política es un estímulo para el bien común, la paz se propaga en los rostros de la gente; la política de la paz se reconoce en los carismas de otras personas; la mano también es instrumento de diálogo para construir el bien común. Es necesario ser artesanos de paz para la familia humana”, dijo.
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Finalmente, el Nuncio Apostólico consideró que la paz es un proyecto de responsabilidad recíproca que debe nacer del alma y del corazón, y habló de la construcción de la paz con nosotros mismos, con nuestros prójimos y con la propia creación.
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