La participación ciudadana determina el futuro de una nación, pues el compromiso de las personas para cambiar la realidad social o económica, obliga a los gobernantes a hacer un mejor trabajo, explica en entrevista Jorge Navarrete Chimés, director general del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC).
Sin embargo, datos de la Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa, Creer en México 2013, realizada por IPSOS e IMDOSOC, destaca que sólo el 5% de los católicos participa en algún tipo de organización civil.
Estos resultados evidencian la falta de compromiso social –enfatiza Navarrete–. “Le debemos a México nuestra participación constante, no solamente cuando hay elecciones o desastres naturales; debemos ser participativos siempre para mejorar las condiciones de nuestra colonia, ciudad y país”.
La toma de conciencia
Desde el punto de vista de los derechos y obligaciones de los ciudadanos, la toma de conciencia puede ser la diferencia para cambiar nuestra realidad como país, “esta conciencia debe estar basada en el conocimiento pleno de las graves y grandes deudas sociales que tenemos como nación, pues muchas veces, no tenemos claro qué es lo que nos debe el gobierno y qué le debemos a nuestro país como ciudadanos”, resalta.
El especialista subraya que hay que tomar en cuenta que todos somos personas con derechos inalienables, por lo que la deuda que tiene el gobierno con los mexicanos son las garantías básicas que están plasmadas en la Constitución: el derecho a la educación, salud, una vida libre de violencia, el derecho a una participación cívica, libre e informada, y también, el derecho a una alimentación adecuada para todos.
“Estos derechos fundamentales son los que nuestros gobernantes nos deben, además de un ambiente adecuado para la participación social; sin embargo, la gente no es consciente de que también es importante su participación para que este país tenga otra realidad”, asegura en entrevista con Desde la fe.
La solución
El director general de IMDOSOC asegura que el involucramiento de la sociedad en las dificultades de la nación, así como la búsqueda de soluciones para estas problemáticas, son el primer paso para tener un país más justo, y por lo tanto, más humano.
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