Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
El Santo Padre, recibió a los participantes en el congreso sobre los 40 años de la III Conferencia General del Episcopado en Puebla. Recordando la Conferencia, hace 40 años, el Papa les recordó que era Provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, y desde allí siguió con mucho interés todo el proceso de la preparación de la misma.
Para el Santo Padre, Puebla sentó las bases y abrió caminos hacia Aparecida. La de Santo Domingo, dijo que tiene sus méritos, pero quedo sin mucha resonancia, porque Santo Domingo estuvo muy condicionada por los compromisos. “Bueno, son los va y vienes de la historia, sin disminuir la calidad de Santo Domingo, pero Puebla fue un pilar y salta a Aparecida. Bastaría afirmar sólo esto para destacar la buena oportunidad de conmemorar sus 40 años, no sólo mirando hacia atrás, sino proyectándola hasta nuestros días eclesiales”.
También habló de la importancia de la rica piedad popular, o religiosidad popular, que luego en Aparecida se le llamó espiritualidad popular. Es importante este tema dijo Francisco, porque la piedad popular “no fue clericalizada, porque a los “curas no les importaba”, el pueblo se organizó a su manera”.
El Papa resaltó tres hechos sobresalientes de esta tercera Conferencia:
El primero: Juan Pablo II y Puebla
La decisión de San Juan Pablo II de realizar su primer viaje apostólico precisamente a México y de pronunciar el discurso inaugural de la Conferencia, que indicó con claridad los caminos para su desarrollo, dijo, fue como la inauguración de su largo, itinerante y fecundo pontificado misionero.
El segundo: La Evangelii nuntiandi y Puebla
El hecho, añadió Francisco, que para la preparación de la Conferencia se apoyaron a la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi de San Pablo VI como telón de fondo y fuente de referencia para toda su realización. Evangelii nuntiandi, afirmó Francisco, es el mejor documento pastoral del post-concilio y hoy todavía tiene vigencia. Contando una anécdota suya, el santo Padre, recuerda que siempre le acompañaron entre sus libros, la Evanglii nuntiandi subrayado, la Redemptoris Mater de san Juan Pablo II y el documento de Puebla totalmente evidenciado en diversos colores. Esto, dijo, para decirles como seguí de cerca en aquel momento todo esto.
El tercero: partir de Medellín a Puebla
El tercer hecho importante, señaló el Papa, fue tomar como punto de partida las intuiciones y opciones proféticas de la Conferencia de Medellín para, en Puebla, dar un paso más adelante en el camino de la Iglesia latinoamericana hacia su madurez.
Congreso Internacional sobre Puebla
El congreso se está llevando a cabo en la sede de la Curia Jesuita, y ha sido organizado por la Pontificia comisión para América Latina y el Comité Pontificio de Ciencias Históricas. El Papa al saludarlos les dijo que le “hubiera gustado tener más tiempo y compartir tantas vivencias y experiencias con cada uno de ellos”.
En efecto, desde ayer y hasta mañana, con el título: "A los 40 años de la III Conferencia General del Episcopal Latinoamericano de Puebla", los exponentes están reflexionando sobre el programa preparado dividido en tres partes: La época en la que se vivía en el continente, cuando se estaba preparando la Conferencia de Puebla. Con el título América Latina y la década de sangre, se recorre los tiempos difíciles del continente, dominado por la dictadura, la opresión, la violencia insurreccional.
La segunda parte, explica la preparación de la Conferencia de Puebla, desde los documentos del Concilio Vaticano II, la Segunda Conferencia general realizada en Medellín, en 1968, y la Exhortación apostólica Postsinodal, Evangelium Nuntiandi del 1975.
Por último, el congreso aborda lo que es en sí la agenda de Puebla: De esta tercera Conferencia General, surgió la necesidad de evangelización hacia los pobres, los jóvenes. Además, la Iglesia colaboraría con el anuncio de la Buena Nueva a través de una radical conversión a la justicia y el amor, transformar desde dentro las estructuras de la sociedad pluralista que respeten y promuevan la dignidad de la persona humana y le abran la posibilidad de alcanzar su vocación suprema de comunión con Dios y de los hombres entre sí.
Sobre el programa de este congreso, Francisco les citó algunos de los contenidos más significativos:
“La novedad de una autoconciencia histórica de la Iglesia en América Latina; una buena eclesiología que retoma la imagen y el camino del pueblo de Dios en el Concilio Vaticano II; una mariología bien inculturada; los capítulos más ricos y creativos sobre la evangelización de la cultura y de la piedad popular en América Latina; Sobre la evangelización de las culturas, el Pontífice dijo que Puebla puso fundamentos muy serios para ir adelante... la crítica valiente del desconocimiento de los derechos humanos y libertades en aquellos tiempos que se vivían en la región y las opciones por los jóvenes, los pobres y los constructores de la sociedad”.
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