En una declaración publicada el lunes 23 de noviembre, el Consejo de Salud Mental del National Catholic Partnership on Disability’s (NCPD) aplaudió al Obispo de Lincoln (Nebraska), Mons. James Conley, “por su total franqueza respecto a su reciente experiencia lidiando con la enfermedad mental”.
“En base al testimonio público del Obispo Conley, otros individuos en posiciones de liderazgo pueden ahora afrontar mejor su bienestar mental. Ellos también pueden recuperarse y así encontrar nuevas formas para ser más efectivos y estar más comprometidos que antes con su ministerio”.
“Una enfermedad es eso, una enfermedad y no una debilidad de carácter”, precisaron.
A principio de este mes, el Obispo Conley compartió con CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, su experiencia tras ser diagnosticado con depresión y ansiedad, y los 11 meses que se tomó para tratarse y recuperarse.
“Estaba tratando de componerme y, mientras pasaba el tiempo, me di cuenta que no podía hacerlo mientras seguía ejerciendo el cargo, por decirlo de alguna forma”, indicó el Prelado en una entrevista publicada el 14 de noviembre.
Las inconductas del clero católico, a nivel local y en general, pesaron mucho en Mons. Conley desde el verano de 2018. Eso coincidió con el cierre de algunas escuelas y la muerte de un joven sacerdote. Estos eventos suscitaron la depresión y la ansiedad que sufrió el Obispo.
Al principio buscó ayuda mientras seguía ejerciendo como obispo, pero a finales de 2019 Mons. Conley presentó su caso al Nuncio, que aconseja a los obispos que se tomen algo de tiempo para recibir ayuda profesional. Mons. Conley se ausentó 11 meses para recibir ayuda en Phoenix (Arizona) por parte de médicos, psicólogos y un director espiritual. Hace muy poco volvió a sus labores en la Diócesis de Lincoln.
Mons. Conley dijo a CNA que ha sido franco respecto a su experiencia porque quiere alentar a otros a buscar ayuda cuando la necesiten.
Este tipo de testimonios pueden ser de gran ayuda para generar conciencia respecto a las enfermedades mentales, explicó el NCPD.
El Obispo comentó que al principio temía que su enfermedad se viera como un signo de debilidad, pero cuando anunció que se retiraba durante un tiempo para tratarse, algunas personas se le acercaron y le agradecieron por su buena disposición para compartir su experiencia.
El NCPD fue fundado en 1982 con la misión de ofrecer recursos y ayudar a católicos con discapacidades, centrándose en la participación en los sacramentos y la vida parroquial de la Iglesia.
El Consejo de Salud Mental del NCPD se fundó en 2006 con la misión de “seguir a Jesús que abrazó a todos para llegar a acompañar a nuestros hermanos y hermanas con enfermedades mentales y sus familias, mientras se asiste a la comunidad católica con recursos y educación para el apoyo espiritual y pastoral”.
La promoción de las personas con enfermedades mentales “alienta una sociedad justa y el fin del estigma, que es el obstáculo más grande para la curación y la recuperación”, concluye el grupo.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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