El nuevo Misal presenta una serie de modificaciones que buscan hacer el texto más fiel al texto latino original.
Unas modificaciones que responden a la necesidad de dar al texto italiano “una mayor fidelidad al texto latino, para que no se alterase el sentido original”, según explicó a ACI Stampa, la agencia en italiano del Grupo ACI, Mons. Claudio Maniago, presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Italiana para la Liturgia.
Mons. Maniago hizo hincapié en que “no se trata de un nuevo misal ni, por lo tanto, una nueva celebración Eucarística. Más bien, es una nueva edición del Misal surgido de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II”.
Por lo tanto, en general, “la Misa permanece invariable mientras que, entre las novedades más relevantes, se pueden encontrar una traducción más fiel y mejorada y textos nuevos traducidos y pensados y compuestos en lengua italiana”.
También explica que “la mayor parte de los cambios se han realizado en los textos que pronuncia el sacerdote mientras que se ha puesto una especial atención a no modificar las respuestas de los fieles, excepto en algunos casos esporádicos pero significativos”.
En concreto, hay dos cambios importantes en el Gloria y en el Padre Nuestro para lograr una traducción italiana más fiel al texto original.
Hasta ahora, en la versión italiana del Padre Nuestro se rezaba: “non indurci in tentazione”. De ahora en adelante será: “non abbandonarci alla tentazione”.
De esa manera, “se expresa mejor el rostro paterno de Dios al que nos estamos dirigiendo”, valoró Mons. Maniago.
La renovación del Misal no se refiere tan solo al contenido, sino también al diseño. Cambia la tipología de letra, el tipo de papel y las imágenes que ilustran el texto, entre otros elementos.
Sobre la acogida del nuevo Misal entre los fieles, para Mons. Maniago “los fieles acogerán esta nueva edición del Misal con una gran disponibilidad y responsabilidad porque, comenzando por el sacerdote, existe la conciencia de que el Misal no es libro como los demás, sino un texto que custodia la obediencia de la Iglesia al Señor que ha pedido celebrar en su memoria. Es el texto que regula todas las Misas para que sean fieles a esta tradición”.
El presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Italiana para la Liturgia explicó la importancia del Misal en la necesidad de sembrar entre los fieles la conciencia de la importancia de la liturgia en la vida de fe.
“Con demasiada frecuencia”, lamentó, “los fieles, comenzando por los sacerdotes, viven un cierto rechazo a los ritos al considerarlos ceremonias vacías de sentido y ricos solo en apariencia exterior. Si así fuese, a todos nos molestaría su hipocresía como molestaba al Señor”.
Por el contrario, explicó, “un rito es una expresión comunicativa muy particularmente útil para participar de esa experiencia que la palabra por sí sola no consigue transmitir. La liturgia es un conjunto de ritos que deben implicar en la experiencia salvífica de la Pascua, conjuga de un modo armónico diferentes formas de lenguajes: palabra, canto, gestos, silencios, movimientos del cuerpo, colores…”.
“El rito no es únicamente un junto de palabras que se dicen, al contrario, poseen por naturaleza una variedad de registros de comunicación que permiten mirar a la implicación del conjunto de la persona”.
En ese contexto, “el Misal se convierte ahora en un instrumento indispensable porque no es un texto que contiene únicamente una selección de textos, sino que es también el libro que indica gestos a poner en acción involucrando a varios ministros y a toda la asamblea”.
“El Misal guía una armonía de gestos y de palabras con los que todos los fieles de la asamblea se involucran en la experiencia de paz y de misericordia de la Pascua de Jesús”.
También llamó la atención sobre el hecho de que “la publicación de esta nueva edición del Misal italiano se produce en un período muy particular de prueba no sólo para nuestra nación, sino también para el mundo entero. Un período en el que nos hemos visto obligados a volver a pensar en aquello que es esencial en nuestra vida”.
“También para la Iglesia se ha tratado de un período en el que, cesando o reduciéndose todas las actividades pastorales, nos hemos detenido a considerar lo que es fundamental, es decir lo que de verdad cuenta para ser luz en el mundo y sal de la tierra, como la quería el Señor”.
Por último, destacó que “nos hemos dado mayormente cuenta de que la celebración de la Eucaristía es realmente culmen y fuente de toda la vida y de la misión de las comunidades cristianas que están llamadas a vivir y a transmitir el mensaje de esperanza y de paz del Evangelio de generación en generación”.
Noticia publicada originalmente en ACI Stampa. Traducido y adaptado por Miguel Pérez Pichel
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