La #RedWeek (Semana Roja) es una iniciativa anual promovida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), que busca concientizar sobre la falta de libertad religiosa en el mundo, particularmente sobre la persecución contra los cristianos por su fe y pedir “libertad para los cautivos”, frase de la campaña de este año.
Este año el evento se celebró desde el 18 de noviembre hasta el día central, el miércoles 25. Como parte de la iniciativa, monumentos destacados de todo el mundo se iluminaron de color rojo para hacer visible esta realidad olvidada por la prensa secular. En Colombia se iluminó el exterior de la iglesia Cristo Rey, ubicada en el norte de Bogotá, donde se realizó una conferencia de prensa.
En el encuentro, transmitido online, el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, Mons. Pedro Salamanca Mantilla, el vicario parroquial de Cristo Rey, dos religiosas de la congregación de la hermana Gloria Narváez, representantes de la fundación pontificia y fieles locales se congregaron para recordar y rezar por la religiosa y todos los cristianos y no creyentes secuestrados.
La hermana Gloria Cecilia Narváez Argoti de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, fue secuestrada a los 55 años el 7 de febrero de 2017 por el Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (SGIM), una rama de Al Qaeda con sede en Mali.
La última vez que se supo de ella fue en 2019, cuando en un video la religiosa pidió ayuda al Papa Francisco. El general Fernando Murillo, detective a cargo de la investigación, reveló que el rapto se realizó con fines de rescate sin un monto económico exacto, que la Santa Sede mediaría su liberación, y que la religiosa tenía problemas de salud “en la pierna y el riñón”.
Durante la reunión, Mons. Salamanca Mantilla, agradeció a la fundación pontificia por visibilizar “la realidad dramática y dolorosa de la persecución religiosa en el mundo” y así, “darle voz a quienes padecen algún tipo de violencia a veces subestimada y poco difundida” que causa “numerosas muertes” incluso a comunidades enteras.
También recordó que en 2016, el Parlamento Europeo reconoció que entre todos los grupos religiosos el más perseguido era el cristiano” y que muchas veces este tipo de violencia “es sanguinaria”, como cuando estallan bombas, se incendian iglesias o se asesinan personas concretas.
Señaló que actualmente hay formas más sutiles de ataques contra los cristianos como es la “persecución religiosa cultural”, en la que se desprecian y marginan a personas por su fe. “Se piensa que alguien por el simple hecho de ser creyente no puede participar en los debates sociales con argumentos que deriven de su convicciones”, porque se tiene el “prejuicio” de que solo por ello sus ideas son “irracionales”.
“Esta forma de persecución religiosa cultural está muy presente en muchos países del mundo. No se hace un ambiente favorable para que las personas puedan vivir de acuerdo a aquello que esperan. A nosotros los creyentes no nos sorprende, porque Jesús lo anunció y lo vivió”, dijo.
Para Mons. Salamanca estos momentos son ocasión para dar testimonio con claridad de lo que “somos y creemos” como cristianos, sin “dejarnos acomplejar o arrinconar”. Para lograrlo ofreció cuatro consejos a los fieles.
Primero, dijo que es necesario aceptar que a veces seremos “incomprendidos o perseguidos a causa de nuestra fe”. Segundo, dijo que “siempre hay que estar del lado correcto”; es decir, con los perseguidos y nunca con los perseguidores, y que la religión no lleve a la violencia. Como dijo el Papa Francisco: “Que la religión no lleve a violencia y odios contrarios al amor y la paz”.
Tercero, dijo que “es necesario solidarizarnos con los que sufren” rezando primero, porque “sabemos que la gracia de Dios es la gran fortaleza para los que sufren a causa de la persecución. Para que les conceda la gracia de la perseverancia hasta el final”.
Por último, dijo que se debe “defender la libertad religiosa en el mundo”, porque las religiones ofrecen “sentido y esperanza”, y “bien comprendidas y vividas son fuentes de cohesión social y de unidad”. Además, advirtió que cuando la libertad religiosa es vulnerada “es un signo de que todas las demás libertades han sido de alguna u otra forma irrespetadas”.
Finalmente llamó a rezar por la hermana Narváez, quien “nos está dando un testimonio maravilloso, porque en medio de su cautiverio está representando con claridad el amor de Dios en medio de esas realidades tan difíciles.
“Eso es lo que nos corresponde hacer a nosotros los cristianos pase lo que pase. Siempre firmes en el testimonio de la realidad del amor de Dios que es lo único que le da sentido a la realidad del mundo con sus luces y también con sus sombras”, concluyó.
Las religiosas Rosa Julia Ibarra y Carmen Graciela Pazmiño expresaron su dolor por el secuestro de su hermana, recordaron anécdotas de su vida y obra, pidieron a los fieles que recen por ella y clamaron por su pronta liberación.
“Para nuestra congregación ha sido un tiempo bastante difícil pensar que tenemos un miembro secuestrado, sabiendo que Gloria Cecilia ha sido una mujer de gran compromiso con la iglesia y con la causa de los pobres”, dijo la hermana Rosa Ibarra, y resaltó que la comunidad rural donde ella tenía misión también sufre.
Recordó que la religiosa dirigía un proyecto de alfabetización y promoción de la mujer donde participaron cerca de 500 mujeres, la mayoría musulmanas y algunas cristianas de los sectores rurales de la región. Además, dijo que sor Cecilia ayudaba a mantener el diálogo religioso en la zona de misión, cuidaba a 30 niños del orfanato y velaba por los enfermos de la zona.
Por su parte, la hermana Carmen Graciela recordó que la religiosa secuestrada favoreció la inclusión y desarrollo de las mujeres de la zona de misión al enseñarles contabilidad básica, aritmética, a compartir y emprender con negocios pequeños. Pero sobre todo, dijo que les compartió la fe.
Relató que la hermana Gloria les contó que una vez expuso el Santísimo en la capilla de la zona. “Aunque las mujeres no entendían. Ella les fue explicando muy despacio y en su lenguaje. Ella notaba que fue una cosa impresionante, veía cómo las mujeres pueden asimilar ese sentido espiritual y religioso de ver a Dios. A mí me llamó la atención esa presencia del Santísimo”, dijo.
“Tener a un cristiano, a un católico, por su fe viviendo un secuestro, es una herida de la Iglesia” y para la vida consagrada. “Nos debe doler a nosotros como bautizados esas heridas de la Iglesia y creo que debemos levantar nuestra voz por la libertad de Gloria Cecilia, y yo agradezco a todos ustedes que me están haciendo intentarlo”, dijo la hermana Rosa.
“Por las últimas noticias de liberaciones de octubre, sabemos que las condiciones de la hermana no son las mejores. Ella ha pasado 34 campamentos del grupo yihadista y las condiciones de salud no son las mejores. Seguimos pidiendo la oración y el apoyo, porque necesitamos levantar esta voz de libertad, no solo por Gloria, sino por todos los católicos creyentes y no creyentes del mundo”, concluyó.
Al final del evento, los participantes se congregaron en los exteriores del templo para rezar por la religiosa. Al día siguiente se ofreció el concierto #YoTambiénSoyNazareno, donde participó Héctor Tobo y se dieron testimonios de la Comunidad Nazarenos, que evangelizan en Irak y otros países de Medio Oriente donde los cristianos huyen tras sufrir amenazas de grupos radicales islamistas.
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