Cada 6 de enero, la Iglesia celebra la Epifanía, el día en que Dios se da a conocer a toda la humanidad, recordando el episodio de los Magos de oriente que llegaron hasta el niño Jesús siguiendo una estrella.
“No cabe duda de que el paso de los años nos hace ver las cosas de otra manera”, aseguró el P. Aguilar, recordando aquellas cosas y regalos que los niños tradicionalmente les piden a los Reyes Magos.
En su carta, el sacerdote mexicano señaló: “Queridos Reyes Magos, hoy les escribo pero no para pedirles, como les hacía antes, una larga lista de cosas. Y es que con el paso del tiempo me he dado cuenta que durante estas fiestas yo pensaba, cuando era niño, que el importante, el único que debía recibir regalos, era yo”.
“Pero ahora, sé que el importante, el centro de la celebración, por quien ustedes recorrieron tanta distancia siguiendo su luz, es Jesucristo”.
El P. Aguilar recordó a los Reyes Magos que fue a Jesús a quien “le dieron oro para reconocerlo como Rey, incienso para reconocerlo como Dios. Pero también para anunciar que moriría por salvar a la humanidad le ofrecieron mirra, algo que servía para embalsamar a los muertos”.
“De esa manera, ese niño bendito era adorado por ustedes porque, en lugar de pedir, Él se entregaría por nosotros como el mejor regalo que podemos recibir”.
“Me da pena tener que reconocer que, cuando era niño, en lugar de pensar en cómo podía ser mejor en casa, en la escuela, con mis seres queridos o con los cercanos a mí, al hacer la lista solo pensaba en mis deseos y hasta caprichos”, lamentó.
El sacerdote añadió que “los años me han enseñado también que los regalos no se piden, solo se agradecen, porque cuando alguien nos regala algo es porque surge de su corazón y de acuerdo a sus posibilidades”.
“Por eso les pido perdón por todas las veces en que fui injusto y grosero o tuve un corazón egoísta al hacer mi lista”, dijo.
El P. Aguilar aseguró que “si pudiera volver a escribir mis cartas de niño comenzaría diciendo: queridos Reyes Magos, gracias por enseñarnos a seguir la luz que conduce a Cristo, gracias por enseñarnos a adorar con humildad al Hijo de Dios que se hizo hombre por salvarnos”.
“Gracias porque su espíritu sigue presente en el mundo, haciendo que muchos niños, aún los más traviesos reciban algún obsequio, porque ellos son el rostro del Dios al que adoraron”.
“Por eso hoy no les pido nada material, pero sí que pongan en el corazón de cada niño el valor del agradecimiento, para que sepan agradecer, gozar o compartir cualquier cosa, juguete o dulce que reciben el Día de Reyes”, dijo.
“Y que los adultos, aunque sea tarde, agradezcamos también que una noche, o mejor dicho muchas, el espíritu de los Reyes Magos visitó nuestro hogar”, añadió.
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