En una nota en National Catholic Register, la periodista Solène Tadié indicó que “Halloween está siendo despojado cada vez más de su esencia católica en todo el mundo, excepto en Polonia, donde las tradiciones que recuerdan a los santos en el Cielo y a los fieles difuntos en el Purgatorio se llevan a cabo con devoción”.
La corresponsal en Europa de National Catholic Register señaló que millones de polacos buscan encarnar la voz de Dios en las calles para “honrar la memoria de sus antepasados” y para “celebrar la promesa de la vida eterna en Cristo”.
Por ello, durante la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos, el 31 de octubre, las ciudades en Polonia reafirman su identidad cristiana celebrando el HolyWins, “un movimiento que comenzó en Europa a principios de los 2000” como una reacción a la versión secular y oscura de Halloween.
El profesor de mariología en la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński de Varsovia, Grzegorz Bartosik, indicó que “Halloween ocupaba cada vez más espacio y los niños hacían preguntas, por lo que las parroquias y escuelas han comenzado a proponer alternativas”.
Uno de estos eventos que se celebra en estas fechas es el “Baile de Todos los Santos”, donde los niños se disfrazan del santo de su elección y desfilan por las calles, una actividad que se ha extendido por el país, principalmente en las grandes ciudades.
“Estas iniciativas están destinadas a proteger a los jóvenes de la influencia generalizada de la cultura de la muerte, animándolos en cambio a seguir el camino de los santos”, agregó Tadié.
La periodista indicó que cada 31 de octubre el Monasterio de San Maximiliano Kolbe de Niepokalanów en Teresin organiza una vigilia de oración con la presencia de las reliquias de algunos santos, como San Antonio de Padua y San Maximiliano Kolbe, “que se colocan en el altar de la capilla mientras los fieles rezan el Rosario”.
Además, recordó que debido al régimen comunista, el Día de los Difuntos, que se celebra en el calendario litúrgico el 2 de noviembre, reemplazó la Fiesta de Todos los Santos por “obvias razones ideológicas”.
“Desde entonces, los polacos han continuado conmemorando a sus fieles difuntos el Día de Todos los Santos, que es un día festivo en el país (el 2 de noviembre no lo es), y continúan las celebraciones al día siguiente”, agregó.
Tadié resaltó que el sentimiento en torno a la conmemoración de los santos y los fieles difuntos en Polonia es tan profundo “que ni siquiera el régimen comunista pudo erradicarlo”.
“Las tribulaciones que los polacos experimentaron durante los últimos siglos mientras el país sufría una larga serie de invasiones, guerras y persecuciones religiosas, han inculcado un profundo sentido de la santidad de la vida en la mente de las personas y una gran conciencia de su identidad colectiva”, remarcó.
El patrologista Józef Naumowicz indicó a National Catholic Register que “es difícil expresar con palabras las causas de nuestra propia naturaleza como pueblo. Es algo grabado en nuestro interior. El respeto por las tradiciones y por nuestros antepasados es parte de nosotros”.
Naumowicz remarcó que la relación con la muerte, especialmente en las pequeñas ciudades y pueblos, no ha cambiado a lo largo de los siglos.
“No nos deshacemos de los muertos. Los dejamos en casa durante dos o tres días y nos tomamos un tiempo para despedirnos. Oramos”, resaltó.
Asimismo, indicó que para los polacos “celebrar los lazos familiares reuniendo a todas las generaciones en un cementerio una vez al año es también una forma de celebrar la victoria de la vida sobre la muerte”.
Tadié agregó que este espíritu de respeto por los antepasados lleva a las familias a llenar los cementerios “para asegurarse de que ninguna tumba sea olvidada”.
“Los niños tienen la costumbre de depositar flores en las tumbas desconocidas, así como en las de importantes personajes históricos”, remarcó. “La Misa generalmente se celebra en la capilla del cementerio y va seguida de una procesión, durante la cual se leen cientos o incluso miles de nombres de los muertos”, añadió.
El sacerdote de la Diócesis de Grójec, al sur de Varsovia, P. Zbigniew Stefaniak, señaló que la costumbre de celebrar el Día de Todos los Santos está profundamente arraigada en la sociedad polaca, al punto que “no hay necesidad de animar a la gente a venir” ya que lo hacen voluntariamente.
“Mucha gente que normalmente no asiste a Misa participará en este evento y es una ocasión maravillosa para proclamar el Evangelio”, resaltó. “Como católicos, debemos aprovechar esta tradición y profundizarla, dándole a la gente más teología, para no perder lo que pudimos mantener con el tiempo”, pidió.
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