Mons. Fernández indicó a ACI Prensa que un milagro es una acción de Dios, en la que el Señor “actúa directamente por encima de las leyes naturales, produciendo un efecto que la ciencia no puede explicar”.
“Los milagros nos muestran la grandeza de Dios y su poder, y llenan nuestro corazón de esperanza, porque para Dios no hay nada imposible”, señaló.
El Prelado resaltó que existen clases de milagros, que se separan en morales, “donde Dios actúa cambiando el corazón de una persona que está disponible a ello”; y en físicos, “cuando se produce una curación física, que la ciencia no puede explicar”.
Además, indicó que para beatificar o canonizar a alguien, es necesario que el postulador presente “pruebas de las virtudes heroicas del Siervo de Dios” y se valide un milagro por intercesión de la persona.
“Al trabajo de los hombres, se pide que el dedo de Dios certifique la santidad del que ha de ser beatificado o canonizado”, agregó.
El Prelado señaló que en la investigación de una causa de santidad intervienen “testigos directos, médicos, expertos”, hasta profesionales de la salud ateos, entre los que se hace una valoración de los hechos extraordinarios, “donde concluyen que tal hecho no es explicable por la ciencia”.
Mons. Fernández indicó que los consultores teólogos deben “demostrar que el hecho extraordinario se ha realizado invocando al que va a ser beatificado o canonizado. Y no vale pedirlo a varios a la vez, porque invalida esta demostración”.
“Llegados a estas conclusiones, los Padres de la Congregación presentan al Papa el hecho calificandolo de milagro, y el Papa decide”, agregó.
El Prelado señaló que ha “visto varios milagros realizados en nuestros días”, y que estos acontecimientos sobrenaturales “no son sólo hechos maravillosos de la Edad Media”.
Asimismo, resaltó que los santos y beatos son “hermanos nuestros que han vivido el camino hacia el Cielo con las mismas dificultades que nosotros, ayudados por la gracia de Dios”.
“Ellos nos hacen entender que nuestra vocación es la santidad, que la santidad está a nuestro alcance con la gracia de Dios”, agregó.
Mons. Fernández resaltó que los santos son modelos que nos ayudan a seguir el camino de la santidad e intercesores que nos “ayudan desde el cielo en el camino de la vida” e indicó que la Iglesia recomienda tener un trato con los santos, “conocer sus vidas y sus virtudes, seguir sus enseñanzas”, acudir a su ayuda, no solamente para pedir milagros “sino para que nos ayuden en la vida cotidiana, en la misión que Dios nos ha confiado”.
Finalmente,dijo que la Iglesia es una familia, y los santos son como hermanos mayores, que “han recorrido con éxito el camino de la vida y quieren ayudarnos a los que todavía peregrinamos hacia el cielo”.
“Los santos son el mejor certificado de que Dios existe, de que la Iglesia genera santos. Los santos son una prueba de que la Iglesia es santa”, concluyó.
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