En un comunicado difundido el 21 de enero, Mons. Luis Augusto Castro Quiroga aseguró que “no hay lugar a interpretaciones equívocas: ni siquiera en el caso en el que el menor sea hijo biológico de uno de los miembros de la pareja, puede considerarse la adopción como la vía idónea para garantizar sus derechos”.
El también Arzobispo de Tunja subrayó que “los niños y niñas tienen derecho a crecer y a desarrollarse integralmente en el seno de una familia conformada por un padre y una madre, de sexos biológicamente distintos y complementarios”.
La prensa colombiana informó recientemente que la Corte Constitucional está evaluando la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, y emitiría una sentencia en las próximas semanas.
“Ante tal circunstancia, la Conferencia Episcopal de Colombia quiere reafirmar su clara e inamovible posición”, expresó el Arzobispo colombiano, con el propósito “de iluminar la conciencia de los fieles cristianos y contribuir al debate abierto y democrático sobre este delicado tema”.
La adopción, recordó el presidente de la CEC, “en el derecho internacional y en nuestra legislación, es considerada como una medida de protección al menor y nunca como un ‘derecho’ de los adoptantes”.
Señaló que “plantear la cuestión de la adopción en términos de ‘discriminación’ es un error”, pues se busca poner “las reivindicaciones e intereses de los adoptantes” por encima de los derechos de los niños.
Mons. Castro Quiroga destacó que “el fin primordial de la adopción ha de ser siempre brindar al menor de edad las máximas garantías para un sano crecimiento y desarrollo humano, no solo en el ámbito material sino también psicológico, afectivo, ético y moral”.
En este marco, el Arzobispo manifestó el llamado de la Conferencia Episcopal a la Corte Constitucional “para que, en su decisión, tenga en cuenta la existencia de numerosas investigaciones científicas que ponen en evidencia serias dudas sobre la idoneidad de las parejas del mismo sexo para brindar a los menores de edad un adecuado espacio de desarrollo psicoafectivo y de integración social”.
El presidente de la CEC recordó además que la Corte Constitucional “no está capacitada para legislar o para modificar la Carta Magna, debe respetar el artículo 42 de la Constitución que consagra la naturaleza propia y específica de la familia como la unión de un hombre y de una mujer, definiéndola como ‘núcleo esencial de la sociedad’”.
Mons. Castro recordó que “la democracia no avanza con imposiciones unilaterales”, por lo que reiteró el pedido de los Obispos colombianos a la Corte Constitucional “para que no suplante la Carta Magna ni asuma competencias que corresponden a otros organismos del Estado”.
“La Iglesia Católica y el pueblo colombiano esperan que los Magistrados de la
Corte Constitucional tomen una decisión plenamente conforme a la Carta Magna y a los valores éticos y morales que fundan y enriquecen la convivencia de nuestra Nación”, indicó.
Sin embargo, reconociendo “la incertidumbre existente”, el presidente de la CEC invitó “a todos los fieles en Cristo y a todos los movimientos eclesiales, a mantenerse vigilantes y atentos, prontos a defender la naturaleza auténtica de la familia y los derechos de los menores para que sean eficazmente tutelados por todas las instituciones del Estado”.
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