Pbro. José Marcos Castellón Pérez
El método (methodos-pasos que llevan a una meta) es un camino conceptual que se ha de seguir sistemáticamente, de forma recurrente y ordenada, consciente e intencionalmente, para adquirir un conocimiento determinado o llegar a un fin propuesto. Se habla de método especialmente en el campo de la ciencia, y de modo particular, en la epistemología, la ciencia del método, que indaga en la posibilidad y realización del acto del conocer del hombre. Hay diversidad de métodos, como hay diversidad de ciencias. De hecho, algunos autores hacen una clasificación de ciencias a partir del método que se emplea.
La imagen del camino, que utilizaron los griegos para hablar del conocimiento, hace caer en la cuenta de que el método es una serie de “pasos” a seguir para conseguir una meta propuesta. En el camino, un paso está condicionado por el anterior y posibilita al siguiente, por eso se habla que son sistemáticos y ordenados; cada paso nos acerca más al fin. Evidentemente, estos pasos se dan gracias a la capacidad que tiene el ser humano de conocer y memorizar. Se trata de pasos recurrentes porque no son espontáneos ni se realizan de forma accidental, sino que implican la repetición deliberada en el acto de conocer y de proyectar (caminar en una dirección). Por tanto, el método siempre se da de forma consciente e intencional, es decir, la persona que los utiliza sabe los resultados que quiere adquirir y está atento para aplicarse en ello.
En teología, como ciencia que es, se utilizan varios métodos. Unos teólogos, de forma deductiva, buscan hacer inteligible el dato revelado, del que parten, tanto en el aspecto material como en el aspecto formal, o sea, el primer dato que reflexionan es la verdad revelada por Dios en la Escritura o en la Tradición de forma positiva y en cuanto Palabra revelada; después se harán las convenientes aplicaciones morales, espirituales y pastorales. Otros, utilizan, más bien, el método inductivo, partiendo la reflexión teológica, al menos en el aspecto material, de los fenómenos constatables de la realidad humana. Se dice, al menos en aspecto material, porque la realidad se analiza y reflexiona siempre desde la mirada creyente, lo que supone ya una postura de fe y una consciencia afectada por la revelación de Dios, lo que comprende ya el aspecto formal.
El P. Bernard Lonergan SJ propone que el método no es simplemente un instrumento para lograr un grado de conocimiento conceptual, sino que co-implica a todo el sujeto en su conocimiento; el sujeto percibe con atención, analiza con inteligencia, juzga con racionalidad, actúa con responsabilidad y toma postura frente a la realidad con amor. «Sé atento, sé inteligente, sé racional, sé responsable… ama». Para el jesuita canadiense, cada paso exige una conversión, entendida no sólo desde el punto de vista ético, sino más bien en su sentido etimológico, como un horizonte nuevo desde la Verdad divina, que nos atrae y nos pide cambiar de mentalidad y, consecuentemente, de actitudes éticas y morales.
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