Renovarnos con Dios: Monseñor López Alvarado

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En más de 15 años de sacerdocio, el Presbítero Héctor López Alvarado se ha desempeñado como Formador del Seminario, Párroco, Decano y Vicario Episcopal; además de formar parte de la Pastoral de la Comunicación y la Vicaría de Pastoral. El pasado 2 de febrero fue nombrado por el Papa Francisco como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara; un cargo inesperado, pero con ayuda de Dios, se siente confiado para responder a este nuevo llamado.

Rebeca Ortega Camacho

“No soy digno de esto”, fueron las primeras palabras del Padre Héctor López, que le dijo al Nuncio Apostólico en México, Monseñor Franco Coppola, cuando le comunicó su nombramiento como Obispo Auxiliar de Guadalajara, a finales del mes de enero del presente año. “Fue una noticia que me sorprendió. Y me dijo el Nuncio: nadie es digno, pero este es un servicio que se le está pidiendo”.
Pero continuó la resistencia por parte del Padre Héctor y manifestó que su idea de obispo, “era con una cierta edad, con cierta madurez, con muchísimas virtudes y yo no encajo ahí. No tengo la madurez que requiere una dignidad como esta. Finalmente me dice el Nuncio, usted ponga sus cinco panes y sus dos pescados, y Dios va a poner todo lo demás. Esas palabras me dieron confianza para corresponder a este nuevo servicio. Sé que es un servicio delicado y que viene con muchos retos y desafíos; sin embargo, pongo mi confianza en Dios, para responderle en este llamado. Jamás llegué a pensar, ni siquiera a aspirar a ser obispo. No creí que Dios me fuera a hacer un llamado más; porque este es un llamado, un don, una Gracia; desde luego, inmerecida.
“Asumo esta nueva encomienda, agradeciéndola en primer lugar a Dios por haberse fijado en mi persona, en mis limitaciones, para ser instrumento en su Iglesia y con la expectativa de corresponder a lo que Dios me pide. También agradecerle al Santo Padre este nombramiento; que lo veo como una tarea con mayor responsabilidad para brindar esta ayuda en mi Iglesia, en mi Arquidiócesis y colaborando con mi Arzobispo. No lo veo como una distinción, porque ese jamás es el criterio para elegir a alguien como obispo”, dijo Monseñor Héctor López.
Al finalizar la entrevista con el Nuncio Apostólico en México, el Padre Héctor visitó la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe y recuerda que ahí, sintió consuelo y fortaleza al meditar las palabras dulces que la Morenita del Tepeyac le dijo a San Juan Diego: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.
Desde el año 2008, no habían sido nombrados nuevos Obispos Auxiliares para la Arquidiócesis de Guadalajara. La sequía terminó, y el viernes 2 de febrero de 2018, el Papa Francisco designó tres nuevos Obispos para la “Perla de Occidente”: Mons. Juan Manuel Muñoz Curiel, OFM, Mons. Héctor López Alvarado y Mons. Engelberto Polino Sánchez.
Mensaje a los Presbíteros
“Nuestro Arzobispo, Cardenal José Francisco Robles Ortega, a quien también agradezco de corazón, el invitarnos a colaborar con él, en sinodalidad y en un trabajo de comunión en nuestra Arquidiócesis; nos ha asignado unas tareas específicas a cada uno de los tres Obispos Auxiliares. En mi caso, me ha asignado el presbiterio y la formación permanente de los sacerdotes.
“Considero que es una tarea delicada; pero la veo con mucha esperanza. Yo también soy sacerdote y quiero ponerme al servicio de mi Arquidiócesis y de mis hermanos presbíteros. Veo muchos retos y desafíos que se presentan en nuestra Iglesia, y en nuestros sacerdotes. Uno de los desafíos claves es tener claridad en nuestra identidad sacerdotal. Debemos tener el convencimiento de quienes somos, de que Dios nos ha llamado; de dónde partimos y a dónde vamos. Cuando hay claridad en la identidad sacerdotal muchas cosas van saliendo adelante.
“En el momento actual, en el proceso que vamos de la Diócesis, se reflexiona y se habla de la importancia de renovar estructuras; pero antes de renovar estructuras, debemos renovarnos cada uno de nosotros. Considero que la renovación personal y la renovación de estructuras, con el impulso del Espíritu Santo y con el aliento que nos da el Papa Francisco de una Iglesia en salida, son las directrices que en este Ministerio Episcopal quiero tenerlos muy presentes, para ir en esta misma sintonía que nos pide y exige el mundo. Finalmente, un mensaje de gratitud, porque hay muchos que desde que se dio el nombramiento, han manifestado que han estado haciendo oración”, señaló el entrevistado.

Primeros años
El Obispo Héctor López nació en Guadalajara, Jalisco, el 13 de diciembre de 1973; hijo del matrimonio formado por Candelario López Hernández (+), mecánico de profesión, y Juanita Alvarado Trujillo (+), ama de casa; ambos originarios de Teocaltiche, Jalisco. Es el octavo de 10 hermanos: María de la Luz, Miguel, María de Jesús, Jaime Antonio, Alicia, Francisco Javier, María Dolores, Héctor, José Manuel y Erika Rocío.
La familia López Alvarado, vivía a unas cuadras de la Parroquia de San Martín de Tours (ubicada en Belisario Domínguez #525), comunidad en la que participaban activamente. “Fuimos una familia numerosa y creo que también una familia fervorosa; con fe, valores humanos y cristianos que forjaron en nosotros nuestros papás. Desde pequeño, siempre mi mamá era la que nos ayudaba mucho en el ámbito de la fe y creo que eso ayudó, en una etapa inicial, para ir preparando una respuesta al llamado que Dios después haría a mi persona”, señaló Monseñor López Alvarado.
Además, la familia fue bendecida por tener dos vocaciones: el Padre Héctor y Fray Jaime Antonio, actual Sacerdote en la Orden de los Carmelitas Descalzos. – Su hermano es mayor que él -, pero “curiosamente yo me ordené primero. Él decidió terminar su carrera (Administración de Empresas), y cerciorarse de que fuera de verdad el llamado de Dios”. También, el Obispo Héctor, recuerda con cariño a su tía Carmen, familiar por parte de su mamá, que fue Religiosa de las Esclavas del Divino Corazón de Jesús. “Considero, que ella de alguna manera influyó también en mi vocación. Era muy entusiasta, cercana a la familia y nos quería mucho a todos. Fue llamada por Dios en este año 2018; precisamente en la circunstancia, en la que se me llamó para presentarme con el Nuncio Apostólico”.

Seminarista en Familia
“Le debo mi vocación, considero que Dios me llamó, a través de un sacerdote de mi parroquia, San Martín de Tours, el Padre Lorenzo Real Jiménez, de feliz memoria. Cuando iniciaba con esta inquietud, en la etapa de la secundaria, comencé a ser acólito, me gustaba ayudar en las Misas, junto con mi hermano José Manuel.
“El Padre Lorenzo comenzó a hacer una labor vocacional, quizás vio algo en nosotros y nos preguntaba si queríamos ir al Seminario. Cuando me preguntó la primera vez, inmediatamente me negué y me resistía cuando me hacía la invitación. No me pasaba por la cabeza, ‘quiero ser sacerdote’, no estaba en mi proyecto.
“En la etapa final de la secundaria, el Padre Lorenzo Real me volvió a preguntar; recuerdo bien que fue en el contexto del Día del Seminario, en marzo de 1988, ya había en mí inquietud, pero a su vez tenía temor. Cuando el Sacerdote me preguntó que si iba al Preseminario, de nuevo le dije que no; pero por dentro me quedé con las ganas de decirle que sí. Me volvió a insistir, hasta que finalmente atendí el llamado y le respondí que sí quería ir.
“Me agradó mucho la experiencia, conocer a otros jóvenes con inquietudes y la vida del Seminario me llamó la atención, fue una experiencia inolvidable. Al terminar el Preseminario, se me preguntó si me quería internar en el Seminario. En el fondo tenía la inquietud, pero se me hacía muy precipitado; pero se me abrió el panorama y decidí entrar de Seminarista en Familia. La intención fue tener más certeza de lo que estaba haciendo y tomar una decisión correcta”, comentó el Purpurado.
Además, en ese año comenzó el bachillerato que cursó en la Preparatoria Número 3 de la Universidad de Guadalajara. También, inició a trabajar como empleado en la “Zapatería Jalisco”, “como éramos una familia numerosa, necesitábamos recursos para sacar adelante a la familia. Agradezco al señor Sigifredo Fernández, quien me recibió para trabajar, la mayoría de mis hermanos trabajamos con él; porque se mostró muy comprensivo conmigo y me ayudó para que pudiera salir adelante en esa etapa.
“Fue una experiencia que marcó mi vida. Durante este tiempo atendí el llamado de Dios, formando parte del Seminario en la Sección Seminaristas en Familia (SEMFAM), empecé la Preparatoria y comencé a trabajar. Estas experiencias me ayudaron a abrirme un panorama para tomar una buena decisión, ante este llamado fuerte que sentía de Dios.
“Después de cuatro años como Seminarista en Familia, decidí ingresar al internado en 1992. Agradezco al Padre José de Jesús Apecechea Rosas y al Padre José de Jesús Aceves, formadores en el Seminario en Familia; ellos me ayudaron a tomar esta decisión, que fue con mucha consciencia y madurez de acuerdo a la edad, para responderle a Dios”, dijo Monseñor Héctor López.
Ingresó al Curso de Nivelación a los 17 años, en esta etapa, “el Padre Felipe Larios Velasco fue el que me recibió cuando llegué al Curso de Nivelación… Él me ayudó a abrirme el panorama a otras nuevas amistades”. El año de servicio lo brindó en la Sección de Seminaristas en Familia. Después, el Año de Servicio Diaconal lo realizó en la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrario, con el señor Cura Macario Torres González, “lo veía como un sacerdote muy activo, de él aprendí mucho”.
Después de diez años de estudio en el Seminario, recibió el Orden Sacerdotal el 19 de mayo de 2002 en el Auditorio Benito Juárez, por el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, entonces Arzobispo de Guadalajara. “El Cardenal Juan Sandoval, fue quien correspondió toda la etapa de mi formación en el Seminario, al estar a cargo de la Arquidiócesis. Le agradezco que, a través de la imposición de sus manos, a través de su persona, me transmitiera este don del sacerdocio”. Su Cantamisa se llevó a cabo unos días después en la Parroquia de San Martín de Tours.

Encuentro con el Papa Juan Pablo II
Dos meses después de su ordenación, cuatro presbíteros de la Generación 2002, fueron elegidos para ir a Roma a estudiar; uno de ellos fue el Padre Héctor. Durante dos años (2002 -2004) cursó la Licenciatura en Teología Dogmática, en la Pontificia Universidad Gregoriana.
En ese primer destino, tuvo la oportunidad de saludar al Papa Juan Pablo II, una experiencia que marcó su vida y ministerio. Monseñor Héctor, relató que la ocasión se propició gracias a la Comisión que estaba preparando el Congreso Eucarístico Internacional que se realizaría en Guadalajara en 2004. Con el objetivo de asistir a los obispos que participaban de las reuniones para presentar los avances del evento, fueron seleccionados cuatro sacerdotes para la encomienda. El día que le tocó ayudar al Padre Héctor, se realizó una audiencia con el Santo Padre, encuentro que desconocía.
En la Sala Clementina, el Papa Juan Pablo II escuchó a los ponentes, después dirigió un breve mensaje y finalmente todos los presentes fueron invitados a saludar al Pontífice. “Iba avanzando y avanzando… cuando llegué con el Papa; me acuerdo de que le dije mi nombre y que venía de Guadalajara, y me quedé viéndolo a la cara, a los ojos, anonadado de la santidad que irradiaba su persona, fue una experiencia que me marcó y apenas estaba iniciando mi experiencia en Roma”, señaló el entrevistado.

Formador y Párroco
Cuando regresó a Guadalajara, agosto de 2004, fue designado como Vicario Parroquial de Nuestra Señora de Lourdes, en la colonia del Fresno, donde permaneció un mes. El motivo de su repentino cambió fue porque el entonces Rector del Seminario, Monseñor Miguel Romano Gómez, pidió su servicio para formar parte del equipo de formadores en el Seminario. Durante cinco años se desempeñó como Formador en el Seminario. Los primeros dos años estuvo designado a la Sección de Seminaristas en Familia; después, fue Director Espiritual en el Seminario Menor.
Posteriormente, su primer destino como párroco fue en la Parroquia María Madre del Redentor, en la colonia Paraísos del Colli (2009 – 2014). “Ahí aprendí a ser párroco. Fue una etapa difícil, pero lleno de confianza en Dios, emprendí esta nueva encomienda. Agradezco también al señor Cura Javier Ramón Rodríguez López y al señor Cura Rigoberto Coronado Flores, que era el señor Cura de San Martín de Tours y hasta el momento sigo teniendo cercanía con él, por sus consejos y de muchos amigos que me ayudaron a salir adelante en esta etapa”.
En 2011, se le pidió ser Decano de Santa Ana Tepetitlán, “una etapa con nuevos retos. Además, coincidió con el colaborar en la Pastoral de la Comunicación. El Padre Pedro Rodríguez, a quien le agradezco la invitación a colaborar al entonces proyecto de CAPTA (Centro Arquidiocesano de Producción Televisiva y Audiovisual); y en ese mismo contexto también prestar servicio en la Vicaría de Pastoral, concretamente en el Boletín de Pastoral”.
Después, el Decanato de Santa Ana Tepetitlán se dividió y surgió el Decanato de Jesucristo Rey del Universo. La parroquia del Padre Héctor, formó parte del nuevo Decanato y se reafirmó su nombramiento como Decano, pero ahora de Jesucristo Rey del Universo (2012). En mayo de 2013 fue nombrado Vicario Episcopal de Nuestra Señora del Rosario, Toluquilla.
“Esta última etapa coincidió con un cambio de parroquia; en la que hasta la fecha del nombramiento como obispo era párroco, Nuestra Señora de Bugambilias, iba para cuatro años, y coincide con lo que ha sido lo último en mi Ministerio Sacerdotal. Fueron así las situaciones pastorales que me llevaron a adentrarme en el trabajo, también con los sacerdotes en fraternidad y amistad”, señaló el Obispo Electo Héctor López y agradeció a todas las personas que le han externado su felicitación y oración por su nueva investidura.

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Monseñor Héctor López Alvarado,
Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara

Edad: 44 años.
Fecha y lugar de nacimiento: 13 de diciembre de 1973, Guadalajara, Jalisco.
Padres: Candelario López Hernández (+) y Juanita Alvarado Trujillo (+).
Hermanos: Es el octavo de una familia de 10 hermanos: María de la Luz, Miguel, María de Jesús, Jaime Antonio (Sacerdote en la Orden de los Carmelitas Descalzos), Alicia, Francisco Javier, María Dolores, Héctor, José Manuel y Erika Rocío. 
Parroquia de origen: San Martín de Tours.
Fecha de Ordenación Sacerdotal: 19 de mayo de 2002 en Guadalajara, Jal.
Fecha de Nombramiento como Obispo: 2 de febrero de 2018, nombrado por el Papa Francisco.
Fecha de Ordenación Episcopal: El próximo sábado 21 de abril, a las 11 horas en el Santuario de los Mártires de Cristo.
Lema Episcopal: “Duc in Altum” (Lc 5, 4), es decir, “Lleva (guía) hacia lo profundo”. El Purpurado describe su lema como: “La orden que da Jesús a Simón, y por cuya obediencia se sucitará, no solo el asombro, sino la vocación de los primero discípulos. Es un imperativo que pide la confianza en la Palabra del Señor para llevar adelante la misión que Él mismo da”.
Como dato, el lema escogido es el mismo de su Ordenación Sacerdotal. “Para mí es un aliciente de confianza en la Palabra del Señor, y al igual que San Pedro, en tu nombre Señor voy a echar las redes, ante este llamado que Dios me hace de ir mar adentro”.

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