En alguna ocasión le pedí a un grupo de niños dibujar la luna. Un pequeño llamado Manuel, decidido, tomó una crayola roja y comenzó a pintar, de inmediato una compañera, extrañada, le preguntó: – ¿por qué tu luna es roja? Y él, con mucha seguridad, contestó:- ¡Es un eclipse lunar!
En contexto, recientemente había sucedido el fenómeno Luna roja, además Manuel se caracteriza por ser un niño muy curioso y con gran interés por las ciencias. Esta anécdota ilustra que lo que los niños dibujan manifiesta su mundo interior, por eso te invito a explorar sus dibujos y darles una sincera importancia.
Desde temprana edad, el ser humano utiliza el dibujo para comunicarse. Comienza con un sencillo garabato, y a través de los años, poco a poco va cobrando mayor intencionalidad, forma y claridad.
Es normal que en ocasiones como adultos no entendamos lo que un niño dibujó, pero es necesario recordar que las figuras, formas y colores utilizados son un mensaje que el niño transmite. Desde sus emociones, lo que vive, su interpretación del mundo, sueños, gustos e intereses, por eso invítalo a hablar de lo que para él es importante, con una sencilla pregunta: ¿qué dibujaste?
Si tu hijo o hija aún no se ha animado a dibujar, inicia su potencial creador otorgándole distintos materiales para que explore (crayolas, acuarelas, plumones), asistan a museos y platiquen sobre lo observado. Los dibujos son realmente un medio para que tu hijo se exprese de manera natural mediante tu apoyo e interés reconocerá su capacidad para lograr lo que se proponga. Y entre más lo conozcas mayores herramientas tendrás para guiarlo a alcanzar sus metas.
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*Lucía María Rosas es subdirectora del jardín de niños Mi Tobogán, en la CDMX.
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