De acuerdo al sitio oficial de López Obrador, la ceremonia fue un “homenaje a víctimas de la pandemia de COVID-19 con ofrendas de pueblos originarios”, con ocasión de la próxima celebración del Día de Muertos el 2 de noviembre.
El Presidente de México dijo que “con esta ofrenda apegada a costumbres, que vienen de lejos, recordamos a los difuntos, niños y adultos porque, según la tradición de todos los pueblos aquí representados, la compañera rezadora mazateca de Oaxaca, el compañero gobernador de un pueblo yaqui, representantes de todas las culturas de México, representantes de todas las culturas de México según la tradición, y en esto hay coincidencia, en estos días están más cerca de nosotros los difuntos, comiendo y bebiendo lo que les gustaba, el pan y otros aditamentos y bebidas, lo que les gustaba en vida, y también en estos días hay más acercamiento, más convivencia con sus seres queridos”.
Presidente de México participa en "limpia" en ritual pagano al interior de Palacio Nacional. Crédito: Sitio web oficial de Andrés Manuel López Obrador
“Agradezco a las mujeres y los hombres de los pueblos originarios, de las distintas culturas del México profundo que ha participado en la creación y adorno de estos altares, y estarán en estos días pidiendo al creador, a los dioses y a la naturaleza mediante rezos e invocaciones, el descanso y la paz de los difuntos, así como la resignación y la tranquilidad de los familiares y de los amigos”, dijo.
López Obrador anunció además que desde el 31 de octubre al 2 de noviembre habrá “tres días de luto nacional dedicados a recordar a todos nuestros difuntos y, en especial, a quienes han perdido la vida a causa de la pandemia del COVID-19”.
“Una violación a la Constitución”En diálogo con ACI Prensa, el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, dijo que “seguramente el Presidente piensa que esos ritos son una expresión neutra de folclor de las comunidades indígenas pero no, son verdaderos actos religiosos paganos que al financiarlos y realizarlos de manera pública y constituyen una violación a la Constitución y específicamente al Estado Laico, infracción que debería ser sancionada por la Secretaría de Gobernación”.
El sacerdote mexicano, que durante 15 años fue director de Comunicación de la Arquidiócesis de México bajo el gobierno pastoral del Cardenal Norberto Rivera, cuestionó: “¿qué hubiera pasado si en lugar de esos ritos ancestrales se hubiera celebrado una Misa? Hubiera sido un escándalo nacional y los laicistas se hubieran rasgado las vestiduras”.
“Sin embargo, ante esta escandalosa violación al Estado Laico no harán nada”, criticó.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos incluye diversas normativas respecto a la laicidad del país, mientras que la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público asegura que “el Estado mexicano es laico” y que “el Estado no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión alguna. Tampoco a favor o en contra de ninguna iglesia ni agrupación religiosa”.
“Actos de superstición condenados por la Iglesia”El P. Valdemar indicó que con rituales como el celebrado por el Presidente de México en Palacio Nacional “el riesgo que se corre es el de volver al paganismo prehispánico. Eso denota una evangelización deficiente, más que del pasado, del presente”.
“Si los católicos no tienen una buena formación, es muy fácil que caigan en la confusión, el sincretismo y la superstición, como le sucede al Presidente y su esposa, que siendo católicos, son a la vez sincretistas, lo cual es irreconciliable con la fe cristiana”, dijo.
El sacerdote mexicano advirtió que estos rituales paganos “absolutamente no” pueden ser validados por la Iglesia Católica, porque “son actos de superstición condenados por la Iglesia”.
“Muchas personas piensan que son prácticas inofensivas y que no van contra la fe, pero es un embuste del demonio, porque no solo son un pecado grave, sino que a quienes las practican les pueden traer muy graves consecuencias espirituales, psicológicas e incluso físicas”, señaló.
Rituales como el realizado por el Presidente de México, continuó, “deben ser un ejemplo de lo que no se debe hacer. Lo que se hizo en Palacio Nacional, por cierto en un día 31 de octubre que es una fecha emblemática para los satanistas, no fue una ceremonia de carácter folclórico y cultural, sino verdaderos ritos paganos, idolátricos, que ofenden la santidad de Dios y que abren las pautas al maligno que puede causar graves daños a quienes los practican”.
Este tipo de celebraciones, indicó, “de ninguna manera representan la fe del pueblo católico mexicano”, sino que “se trata de una verdadera impostación del paganismo”.
“Al fondo es una lucha contra la fe cristiana: se restablece el paganismo porque se odia al cristianismo y se le busca suplir con ritos paganos. Pero no olvidemos lo que nos dijo San Pablo, que todos los dioses de los paganos son demonios. Por lo que hacer este tipo de ceremonias es dar culto al demonio”, concluyó.
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