En una columna del 20 de octubre, el Purpurado señaló que la violencia “no terminará hasta que detengamos la supuesta licencia intocable del aborto radical que parece haber capturado a un segmento de nuestra sociedad”.
“Como escribió la Madre Teresa: ‘No debemos sorprendernos cuando oímos hablar de asesinatos, muertes, guerras, odio. Si una madre puede matar a su propio hijo, ¿qué falta para que nos matemos entre nosotros?’”, señaló el Cardenal Dolan.
El Arzobispo indicó que en una sociedad dividida política y culturalmente, lo único que parece unir a todas las partes “es la preocupación porque nuestro mundo haya perdido el respeto básico por la vida”.
Además, citó varios ejemplos del terrible trato que se da a la vida humana, como la situación de millones de refugiados y migrantes, la retirada estadounidense de Afganistán, el desprecio por la vida durante la pandemia de coronavirus, los delitos violentos -incluido el asesinato de George Floyd-, el aumento de los suicidios -especialmente entre los jóvenes-, y los tiroteos masivos.
El Purpurado señaló que estos ejemplos muestran cómo “la vida humana ahora se trata como algo inservible, sin valor, desechable” y resaltó que, según las palabras del Papa Francisco, estos casos son parte de una “cultura del descarte”.
El Cardenal Dolan argumentó que las leyes que permiten la matanza y el desmembramiento de bebés inocentes en el vientre de la madre envían un poderoso mensaje contra la vida que amenaza a todos.
“Si las comodidades, las ‘elecciones’ o ‘los derechos’ pueden triunfar sobre la vida del bebé en el vientre, ¿qué vida humana no está amenazada?”, escribió. “Cuando la ley permite que se destruya la vida vulnerable, obliga a los trabajadores de la salud a ir en contra de su conciencia, y exige que el dinero de nuestros impuestos lo subsidie, ¿qué mensaje estamos dando sobre la dignidad de la persona humana y el carácter sagrado de la vida?”, lamentó.
El Purpurado destacó la observación del abogado estadounidense Robert F. Kennedy, que señala que “la salud y la fibra moral de la sociedad se miden por la forma en que protegemos a los más indefensos y vulnerables”.
“¿Quién es más frágil e incapaz de defenderse a sí mismo que el pequeño bebé en el vientre?”, preguntó el Cardenal. Abortar a un bebé, “desmembrarlo o envenenarlo es, como describe el Papa Francisco, como contratar a un ‘sicario’”, agregó.
Finalmente, instó a todos a defender a los “indefensos” niños por nacer y a denunciar el mal llamado “derecho” al aborto, que es “inhumano, violento y contrario a los derechos humanos”.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
Publicar un comentario