Bendición y procesión de las Candelas en el Santuario de La Candelaria de Copiapó

En la homilía de la misa, a cargo del P. Alejandro Castillo Camblor, el sacerdote destacó todos los encuentros que se han realizado durante los días de novena. “Estos encuentros tan importantes –dijo- tienen que invitarnos a dar un paso más profundo, que nos permita reconocer al Señor”. Sobre el relato de la presentación de Jesús en el templo, el P. dijo que “en medio de todos los niños que fueron presentados en el templo, dos ancianos fueron capaces de reconocer al Señor: Simeón, hombre sabio capaz de alabar a Dios por el cumplimiento de su promesa. Y Ana, la mujer misionera, que al reconocer al Señor se llenó de tal alegría que a todos los que encontró en el templo les habló del Señor”. Concluyó diciendo que “este texto es una invitación a cada uno, para que la fiesta sea un encuentro con el Señor, un tiempo de gracia para reconocerlo, le alabemos, le agradezcamos y seamos capaces de compartir esta buena noticia con otros”.

Bendición de las candelas

Con la entrada del cirio al patio frente al altar de piedra, que estaba a oscuras, comenzó la bendición de las candelas. Desde el cirio se encendieron primeras las velas de los fieles, que poco a poco fueron iluminando la asamblea. Luego las personas recibieron la bendición, y comenzó la procesión.

Durante todo el recorrido de la procesión, los fieles fueron rezando el rosario por distintas intenciones, y cantando junto a la imagen de la Virgen Candelaria, vestida de blanco y adornada con luces y flores.

Una vez que la procesión regresó al altar de piedra, comenzó la vigilia en espera de la medianoche, momento en que se soltaron globos a modo de celebración por un nuevo aniversario de la fiesta. Como es habitual, la imagen recibió el saludo emocionado de las miles de personas presentes en el Santuario. A continuación tomó la palabra el Vicario General, P. Alejandro Castillo, luego el rector del Santuario, P. Francisco Javier Medina, y finalmente el jefe general de bailes, Pascual Castro. Luego el club de huasos le ofreció un esquinazo. Tras esto, comenzó el Alba, que es el saludo de cada baile, que se presenta ante la imagen hasta el amanecer.

Fuente: Comunicaciones Copiapó